Europa da un paso atrás en la apuesta por una transición energética verdaderamente sostenible
Desviar la financiación al gas y la nuclear en lugar de a las renovables retrasará la transición energética. La Eurocámara hipoteca nuestro futuro haciendo sostenible lo insostenible.
El Parlamento Europeo ha aprobado considerar el gas fósil y la energía nuclear como energías sostenibles, al incluirlos en su taxonomía verde para financiaciones sostenibles. A favor de la propuesta de la Comisión Europea de etiquetar como verdes las inversiones en gas y nuclear han votado 328 eurodiputados, entre ellos los españoles del PP, Vox, Ciudadanos y PNV, por 278 que lo han hecho en contra.
Esta decisión del Parlamento Europeo va en contra de todos y cada uno de los planes y estrategias que ha ido aprobando en los últimos meses la Comisión Europea, como el Plan REPowerEU, con el objetivo de independizar a Europa de los combustibles fósiles rusos mucho antes de 2030, o el paquete de medidas “Fit for 55”, dentro del objetivo de acelerar en la consecución de la neutralidad climática para 2050. ¿Cómo vamos a reducir nuestras emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) si seguimos apostando por fomentar la inversión en combustibles fósiles y clasificándola como una actividad sostenible? Reducir nuestra dependencia energética es uno de los mayores retos que tenemos que afrontar desde Europa de cara a la próxima década.
Con el panorama al que se enfrenta Europa, desde la Fundación Renovables valoramos como incomprensible e irresponsable que desde Europa se siga apoyando la financiación de fuentes de energía fósiles de las que no disponemos en nuestro propio territorio y que, a partir de esta aprobación, se siga apostando por invertir dinero público en procesos de prospección, extracción, transporte, regasificación y uso ligados al gas natural fósil. Todo ello incluye la renovada apuesta por el fracking como método extractivo con las consecuencias desastrosas a nivel de emisiones y fugas de GEI y contaminación de acuíferos.
Además, entramos en un proceso de devaluación del marco comunitario para fijar una referencia para las inversiones sostenibles y hacer frente al creciente “greenwashing” al que se sumaría la UE si permite esas inversiones claramente insostenibles, con todos sus demoledores efectos, sencillamente etiquetándolas como tal, inversiones que deben quedar fuera de los Fondos para Inversiones Sostenibles que, como indica su propio nombre, deben destinarse a estas.
Desde la Fundación Renovables denunciamos que invertir de nuevo en energía nuclear no es ni económica ni medioambientalmente sostenible, como evidencian las centrales de Europa como Hinkley Point C o Flamanville III, y que supone, al margen del riesgo de su operación, una hipoteca para las generaciones futuras por la generación de residuos radiactivos.
Cuando más necesaria era una respuesta unánime, rotunda y contundente en contra de los combustibles fósiles y enfocarnos en los planes de desarrollo de las energías renovables, el ahorro de energía, la eficiencia, con especial interés en la rehabilitación energética, la movilidad sostenible y la generación distribuida y el autoconsumo, la UE, sin escuchar e ignorando a científicos y organizaciones sociales, toma la dirección contraria e hipoteca gravemente nuestro futuro, haciendo sostenible lo insostenible.
Para la Fundación Renovables el resultado de esta votación es y será un error histórico para la ambición de Europa de liderar la lucha contra el cambio climático. A pesar del inmenso esfuerzo que han estado realizando en estos meses distintos gobiernos y organizaciones, entre ellos el Gobierno de España, en el Parlamento Europeo no ha ganado Europa, han ganado los lobbies gasistas y nucleares. Esta decisión, sin duda, dificultará y retrasará la urgente transición energética hacia un modelo 100% renovable.
Solo nos queda la esperanza de que el Consejo Europeo, que tiene de plazo hasta el 11 de julio para decidir si respalda la decisión del Parlamento, se pronuncie en la dirección contraria, pero para ello serían necesarios 20 votos de los 27 Estados miembros.