Una mayor inversión en combustibles fósiles e infraestructuras relacionadas aumentará las perforaciones, el fracking, las emisiones asociadas y solo servirá para empeorar los impactos en el planeta y la salud de las personas.
La red Gas No Es Solución, de la que forma parte Fundación Renovables, quiere expresar su solidaridad con toda la población afectada por la guerra de Ucrania y por todos los conflictos en activo. Deseamos que el conflicto bélico acabe lo antes posible e instamos a todas las partes a respetar el derecho internacional humanitario que protege a la ciudadanía civil de los ataques. Por ello, demandamos un alto al fuego inmediato.
Somos conscientes de que en todo el mundo las personas sufren enormemente por los impactos del cambio climático, la pandemia de la COVID–19 y por las guerras en curso. El reciente informe del IPCC arroja una imagen aterradora de los impactos que ya se están sintiendo en todo el planeta, y que resultan mucho más duros en el Sur global. No queremos que otro conflicto armado traiga más inestabilidad y pérdida de vidas. Necesitamos unidad y capacidad para afrontar los retos que nos esperan.
La situación actual pone de manifiesto que los combustibles fósiles y los impactos del cambio climático exacerban los conflictos, haciendo sufrir aún más a las personas más vulnerables. Por esta razón, una mayor inversión en combustibles fósiles e infraestructuras relacionadas aumentará las perforaciones, el fracking, las emisiones asociadas y solo servirá para empeorar los impactos en el planeta y la salud de las personas.
Esta guerra ha dejado aún más claro la gran dependencia europea y del Estado español de los combustibles fósiles, en especial del gas fósil. También ha arrojado luz sobre la importancia de nuestras finanzas públicas y lo relevante que es ser conscientes de en qué manos acaban y qué apoyan. Las compañías gasistas se han beneficiado enormemente de la crisis de los precios de la energía y pretenden sacar más provecho de la guerra.
Necesitamos una eliminación progresiva de los combustibles fósiles, en el Estado español, en Europa y en todo el mundo. Para ello, debemos impulsar una transición energética rápida y justa que nos aleje del carbón, el petróleo, el gas y la nuclear, para conducirnos a la democratización de la energía, al ahorro energético y a las energías renovables. Este es el único camino viable para reducir rápidamente la dependencia de los combustibles fósiles, contribuyendo al mismo tiempo de forma justa a alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C.
Sin embargo, no se están tomando las medidas necesarias ni en el Estado español ni en la Unión Europea (UE). Esta guerra debe de ser un punto de inflexión para la transición energética, para ello se debe:
Necesitamos construir un futuro más resistente, pacífico y seguro, en el que la acción climática y el compromiso de la población nos lleve a consumir menos energía y que la consumida sea sostenible, renovable, asequible y libre de conflictos. Una sociedad con energía renovable accesible para todas las personas no solo ayudará a afrontar la crisis climática, sino que también garantizará la seguridad energética, siendo el mejor seguro contra futuras subidas de precios de la energía y una forma de proteger a las personas más vulnerables.
Mientras hacemos un llamamiento a la paz, tratamos de mantener nuestro trabajo sobre la acción climática en estos tiempos difíciles. No hay tiempo que perder.
Eliminar la dependencia y erradicar todos los combustibles fósiles, impulsando las energías renovables y el almacenamiento, debe ser la prioridad a corto plazo.
Para Canarias la alternativa está en la eficiencia, el ahorro, la generación distribuida, el autoconsumo, las centrales hidroeólicas, las plantas solares, los parques eólicos , la geotermia, la aerotermia... todo eso, menos el gas.
Si las macro-centrales renovables ya constituyen objetivos militares que hacen vulnerable el sistema, las nucleares son un sillón de llamativa diana estampada sobre el polvorín.
Demoledor informe de la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias de USA confirma contaminación por tóxicos en agua potable de viviendas próximas a explotación de Shale Gas.