Para los territorios isleños, la importación de combustibles fósiles es una carga económica difícil de soportar. Desde instituciones como la UNESCO se promueve una nueva cultura del uso de recursos autóctonos y renovables para el autoabastecimiento
Muchos de los territorios insulares, como en las islas del Caribe y algunos pequeños estados insulares del Pacífico, existe una dependencia plena de el suministro constante de combustible fósil, derivados del petróleo, por vía marítima. Para mejorar la calidad de vida en estos lugares, el desarrollo de sistemas de energía alternativa es un tema crucial.
Sobre todo en la última década se han puesto en marcha un sinfín de estudios para contribuir a una mayor autosuficiencia de las comunidades insulares, estudios de vaiabilidad, proyectos de demostración experimentales y con gran variedad de fuentes de energía como la solar, la eólica, la maremotriz etc.
La UNESCO está trabajando con programas científicos para aprovechar las fuentes de energía limpia en estos territorios. Este trabajo, que se remonta a mediados de la década de 1950, se ha visto impulsada en los años 1990 por el proceso de la Cumbre Solar Mundial (1993-1995). Como parte de este proceso, se preparó una serie de materiales de aprendizaje en ciencias de la ingeniería, en colaboración con la Universidad Internacional de Tecnología, que incluye módulos sobre energías nuevas y renovables. Fomento de las tecnologías de energías renovables como una herramienta para el desarrollo sostenible ha proporcionado posteriormente el foco de la contribución de la UNESCO al Programa Solar Mundial de las Naciones Unidas (1996-2005).
Y es que desde esta organización y con ayuda de la inversión privada, se ha podido avanzar en la investigación y la implantación de la energía renovable en estos territorios. Gracias a estos proyectos y estudios se ha podido probar que energías como la solar fotovoltaica pueden dar a una región cierta independencia energética y se una de las principales fuentes de suministro.
Está por ejemplo los programas de la UNESCO de -aldeas solares- o proyectos como el implantado en Barbados, donde se incluyen la instalación de sistemas solares fotovoltaicos para la fabricación de hielo en las aldeas de pescadores, para la iluminación en la sede de gobierno y en la Cueva de Harrison (la atracción turística más popular de la isla), y para los laboratorios de computación en las escuelas secundarias locales. Los programas se suelen completar con una formación destinada a mejorar el conocimiento de los gerentes, ingenieros, técnicos locales y entrenadores en el uso, aplicación y gestión de las tecnologías de energías renovables.
En los pequeños estados insulares del Pacífico, la experiencia también ha sido centrada en la elaboración y el ensayo de un conjunto de instrumentos de la UNESCO para la enseñanza y aprendizaje en la energía solar fotovoltaica, que comprende un manual de capacitación técnica y de un volumen complementario para los profesores. El objetivo general del conjunto de herramientas es proporcionar amplio material de información y capacitación para el desarrollo de los sistemas solares fotovoltaicos, con especial énfasis en su uso para fines domésticos en las zonas rurales.
Las islas caribeñas también están dando grandes pasos hacia este nuevo cambio de modelo energético. Los países de la región están buscando modernizar sus políticas y establecer regulaciones y metas que permitan el cambio al nuevo modelo energético. Países como la república dominicana, además de favorecer el autoconsumo están ya realizando proyectos a gran escala. Ocurre también en el caso de islas como Cuba. La población está acogiendo muy bien las nuevas tecnologías y se muestra satisfecha con los resultados.
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