La Unión Europea se ha comprometido a convertirse en líder mundial de las energías renovables y centro mundial de desarrollo de la próxima generación de energías renovables técnicamente avanzadas y competitivas.
En idéntica línea la Unión Europea ha establecido asimismo un objetivo de al menos un 27 % para la cuota de energía renovable consumida en la UE en 2030.
La UE está en vías de alcanzar su objetivo del 20 % de energías renovables en su combinación energética de aquí a 2020, los costes de la capacidad eólica y fotovoltaica se han reducido considerablemente gracias en gran medida a los compromisos de la UE en este ámbito y la reforma de los regímenes de ayuda para seguir reduciendo los costes va por buen camino. No obstante, para lograr el objetivo del 27 %, es preciso afrontar nuevos desafíos.
Para integrar la producción de energías renovables de una manera progresiva y eficaz en un mercado que promueva energías renovables competitivas e impulse la innovación, las redes y los mercados de la energía han de estar preparados para las energías renovables.
Es necesario aplicar plenamente la legislación vigente y las nuevas normas de mercado, de manera que permitan el despliegue de redes inteligentes con arreglo a las nuevas tecnologías y la respuesta a la demanda con vistas a una transición energética eficiente.
De acuerdo con las Directrices sobre ayudas estatales al medio ambiente y a la energía, la producción de energías renovables tiene que estar respaldada mediante mecanismos basados en el mercado que corrijan las deficiencias del mercado, garanticen la rentabilidad y eviten una compensación excesiva o una distorsión. La financiación de bajo coste de energías renovables que requieren un uso intensivo de capital depende de la existencia de un marco de inversión estable que reduzca el riesgo regulador. Ello es necesario para asegurar la confianza de los inversores y atraer inversiones de fondos internacionales, promotores de proyectos a gran escala y cooperativas y hogares en un marco basado en el mercado que mantenga los costes de capital en un nivel reducido. La Comisión facilitará la cooperación y la convergencia de los regímenes nacionales de ayuda, lo que dará lugar a una mayor apertura transfronteriza, mediante debates en profundidad con los Estados miembros sobre las orientaciones pertinentes de la Comisión y las Directrices sobre ayudas estatales al medio ambiente y a la energía.
Las decisiones de inversión en electricidad renovable tienen que tener en cuenta la realidad física de la disponibilidad de recursos y de la red, la aceptación de los ciudadanos, la localización del consumo y los obstáculos administrativos. Asimismo, el desarrollo de nuevas infraestructuras, en particular las interconexiones, exige reducir el coste de integrar la electricidad renovable en el mercado interior de la energía.
La UE tiene que invertir en combustibles alternativos avanzados y sostenibles, incluidos los procesos de producción de biocombustibles, y, en términos más generales, en bioeconomía. Ello nos permitirá conservar el liderazgo tecnológico e industrial y cumplir los objetivos en materia de cambio climático. La UE también ha de tener en cuenta el impacto de la bioenergía en el medio ambiente, el uso de la tierra o la producción de alimentos. El plan de inversión de la UE, y otras fuentes de financiación europeas, podrían contribuir a garantizar la financiación necesaria.
Las Comunidades Energéticas están compuestas por Miichi Ka’i, tecnología innovadora creada por el IPSE que combina eficiencia, versatilidad y sostenibilidad para suministrar el servicio de energía 24/7.
Ministro Joel Santos resalta el aprovechamiento de recursos como la energía solar para invertir en las comunidades y en la mejora de calidad de vida de sus habitantes.