Las renovables y las lluvias han reducido el precio de la electricidad en el primer cuatrimestre, sin embargo, se ha generado un déficit adicional de 700 millones de euros.
La rebaja de precios de la energía no ha llegado al consumidor, sino que ha sido aprovechada por las eléctricas en perjuicio del estado y la sociedad Anpier espera que el gobierno solucione este fraude de ley con la nueva normativa.
La actual configuración del sistema eléctrico español, provoca que el precio que paga el consumidor en la factura de la luz, no guarde relación con el coste real de producción de la energía, fijado por el mercado mayorista. A este precio además se le añaden conceptos asociados al servicio de suministro y las primas recibidas por las energías renovables. Anpier denuncia que esta maniobra conceptual y contable genera tremendas distorsiones tanto en los precios de la energía, como en la percepción social de los costes reales de las renovables.
Los MWh producidos a través de las energías renovables se remuneran a un precio fijo, que va en función de los costes de la tecnología empleada, que es independiente del precio mensual marcado por el mercado mayorista de la electricidad. La parte primada se corresponde con la diferencia entre precio del mercado mayorista y los costes reales de producción. Con lo cual, si el precio de mercado es bajo, la proporción correspondiente a la prima resultará más alta y si el mercado registra precios altos, la parte correspondiente a la prima será más reducida; pero siendo invariable la tarifa final que reciben estás energías por sus MWh.
Durante el primer cuatrimestre del año, la alta producción de energías renovables y las abundantes lluvias han aportado más del 50% de la generación, por lo que el precio del mercado mayorista descendió drásticamente, lo que ha supuesto el correspondiente aumento del montante de primas a las renovables; aunque la retribución total de estas energías haya sido idéntica a la que hubieran percibido con un mercado con precios de mercado mayores.
Las renovables han rebajado el precio de mercado de la electricidad y las emisiones de CO2, efectos claramente positivos para la sociedad y el medio ambiente; pero, a efectos contables, se da la paradoja de que la parte primada, dentro de la tarifa fija percibida por cada tecnología renovable, ha sido mayor, provocando un aumento de los costes que paga el consumidor vía factura de la luz, generándose un déficit de tarifa absolutamente virtual.
Por otra parte, el precio que pagamos los españoles por la energía en sí, sin contar los costes adicionales de la parte regulada, viene determinado por subastas trimestrales, realizadas por el CESUR, que establecen un coste fijo, pero irreal, de la energía eléctrica, lo que supone que las tecnologías con menores costes de generación reciben un sobreprecio escandaloso por sus producciones. El precio fijado por la CESUR viene determinado por los costes de producción de la última tecnología generadora que se incorpora al sistema para satisfacer las necesidades de la demanda; de tal forma que, si la última tecnología que entra satisface el 1% de la demanda esperada y tiene unos costes de producción de 50 €/MWh, por ejemplo, todos los megavatios utilizados para el resto de la demanda se remuneran a ese precio, cualquiera que sea su coste de generación.
Durante el mes de abril, el precio real de mercado de la energía en su conjunto se quedó en 18,17 €/MWh; sin embargo, el CESUR estableció un precio medio de 45,50 €/MWh que, tal y como está configurado nuestro sistema en la actualidad, es la cantidad a la se ha remunerado todo MWh producido de origen no renovable, con independencia de su tecnología de generación. De esta manera, los MWh hidroeléctricos percibieron un sobreprecio de hasta 40 €/MWh, a pesar de su abundancia y exiguo coste de producción, y los nucleares, generados a 19 €/MWh, recibieron 26 €/MWh de bonificación.
Las eléctricas como agrupan un triple rol: productora, comercializadora y distribuidora, no permiten una competencia abierta que beneficie al sistema y al consumidor, por el contrario, en los meses que las energías renovables y las lluvias redujeron el precio global de la energía, las eléctricas absorbieron esos beneficios, facturando a un precio inflado por las subastas CESUR, evitando que se beneficie de este abaratamiento el Estado y la Sociedad, quedando retenido por las comercializadoras en vez de ser empleado para reducir el déficit tarifario de manera ostensible.
Mientras, estas empresas, aprovechan el diseño del sistema para culpar a las renovables de ser causantes del déficit de tarifa, obviando el enorme volumen de negocio que les genera unos mecanismos: tendenciosos, complejos y triplemente onerosos para toda la sociedad: como ciudadanos, como contribuyentes y como partícipes de un tejido productivo lastrado por los elevados costes del sistema.
Con una auditoria de costes y un modelo de retribución por costes reales de producción, aparecerían grandes ahorros tanto en energía nuclear como en hidráulica, lo que liberaría liquidez para remunerar las amortizaciones renovables sin aumentar el precio final al consumidor ni incrementar el déficit tarifario, favoreciendo una transición hacia un modelo energético seguro, barato y sostenible.
El cuadro ilustra la paradoja de cómo con un precio de mercado inferior se ha generado un coste mayor para el Estado por el incremento de prima y un sobredéficit de tarifa adicional de hasta 700 Millones de Eur. en este primer cuatrimestre de 2013, a falta de deducir el RECUR según RD 302/2011:
Ministro Joel Santos resalta el aprovechamiento de recursos como la energía solar para invertir en las comunidades y en la mejora de calidad de vida de sus habitantes.
La vicepresidenta ha adelantado que la penetración renovable en el mix eléctrico «se va a acercar al 56%» en este 2024.