La industria fotovoltaica europea apuesta por suministrar el 12% de la electricidad en el 2020 y confirma a España como uno de los países con mayor potencial de desarrollo tecnológico.
Con los Planes Nacionales de Energías Renovables en curso, es el momento de defender el liderazgo español.
En el acto de presentación del estudio “SET For 2020” realizado por la Asociación Europea de la Industria Fotovoltaica (EPIA), en colaboración con la consultora estratégica A.T. Kearney, en la sede de EnerClub y ante centenar y medio de representantes de las administraciones públicas, el sector español y la prensa, Adel El Gammal, secretario general de EPIA, expresó el compromiso industrial de suministrar hasta el 12% de la electricidad continental bajo el cumplimiento de una serie de condiciones marco por parte de todos los actores interesados, lo que llevaría acompañada una importante reducción del precio de la electricidad fotovoltaica.
Los 200 miembros de EPIA, entre ellos las 3 asociaciones españolas, integradas por casi un millar de empresas, representan más del 90% de la producción europea, que ha demostrado una rápida capacidad de crecimiento en los últimos años. Sólo en 2008, se instalaron alrededor de 4,5 GW en Europa, lo que representa el 19% de la nueva capacidad instalada en el continente.
Asimismo, al tratarse de una energía basada en la tecnología, con los avances tecnológicos y volumen de instalaciones actuales, se puede prever una disminución del precio del 8% de año en año. Esta progresión en la reducción de precios no se prevé en ninguna otra fuente de energía eléctrica.
El estudio, el más completo y actualizado que ha realizado hasta ahora el sector, con el respaldo de toda la industria europea, entre ella la española, analiza diferentes escenarios posibles de implantación de la energía fotovoltaica en Europa, constituyendo el más ambicioso el llamado “cambio de paradigma”, que fija un objetivo del 12% del suministro de toda la energía eléctrica europea en 2020 (más de 350 GW). “Esto se puede lograr si se trabaja sobre una serie de factores como son la integración de red, la competitividad en costes, el despliegue de mercado, el entorno regulatorio y la cadena de suministro”, precisó El Gammal. Éste insistió en que el objetivo del 12% es “deseable y factible”, ya que generaría “enormes beneficios para la sociedad europea”, fomentando la independencia energética y la seguridad en el suministro, la lucha contra el cambio climático o la generación de empleo; proporcionando, al mismo tiempo, unos retornos netos económicos muy positivos, “por lo que el logro no supondría un coste sino una inversión”.
EPIA anunció también la creación de un Observatorio Fotovoltaico Europeo, que elaborará un estudio anual del estado de las políticas, incluyendo comparaciones de la tasa de rentabilidad interna basadas en un precio de referencia europeo en distintos sistemas. Dicho observatorio también medirá los plazos de entrega administrativos y de conexión y formulará recomendaciones para países específicos, con el objeto de asegurar un desarrollo sostenible de la industria y del mercado.
Flanqueado por los líderes de las 3 asociaciones españolas del sector (AEF, APPA y ASIF), El Gammal dijo que España tiene una privilegiada posición para lograr dichos objetivos en el marco del desarrollo sostenible que persigue EPIA, al contar con un “sector industrial capaz y competitivo a nivel europeo, un alto grado de irradiación solar y constituir un puente natural en la región mediterránea. “De hecho, en comparación con los países de nuestro entorno, España se encuentra en una posición ventajosa en al menos 3 de los 6 factores descritos:
- Gracias a un sistema eléctrico con una red consolidada y robusta, la integración de futuras capacidades fotovoltaicas no supone como en otros mercados una complejidad adicional.
- Un sector fotovoltaico de primer nivel garantiza la producción nacional y el suministro de todos los componentes en un sistema de generación fotovoltaica
- La paridad de red en el segmento residencial se puede alcanzar en un horizonte temporal no superior a tres años.
La clave está por tanto en un acompañamiento del desarrollo del mercado con un entrono regulatorio adecuado. La normativa en España ha dado siempre relevancia especial a las alternativas en generación y a la eficiencia energética, y en el caso específico de la fotovoltaica estamos cerca de un marco capaz de modular el crecimiento sostenible, equilibrando evolución de los costes y reacciones del mercado
España cuenta con un potencial de desarrollo excepcional para realizar una contribución significativa a los objetivos marcados por el estudio Set For 2020, que pasan por el cumplimiento de lo estipulado por la Directiva 2009/28/EC de Energías Renovables. En este sentido, España deberá presentar en junio de 2010 su Plan Nacional de Acción de Energías Renovables (NREAP), con propuestas concretas para alcanzar el objetivo global europeo de cubrir el 20% de las necesidades de energía de la Unión Europea con fuentes renovables. Los fundamentos únicos de la energía solar fotovoltaica como un recurso infinito, descentralizado, de fácil integración urbana y con un gran potencial de crecimiento y de reducción de precios, pueden y deben favorecer la ponderación de la hoja de ruta de la tecnología fotovoltaica dentro del NREAP español.
Dados el recurso solar disponible, los avances de la tecnología que acercan la curva de costes a la paridad de red para un despliegue sostenible a gran escala y las iniciativas europeas de apoyo a las energías renovables, parece razonable fijar para España un objetivo de al menos 20GW instalados en 2020, lo que le permitirá mantener su liderazgo tecnológico.
El apoyo al desarrollo de la energía fotovoltaica ahora y en los años siguientes es una inversión que proporcionará enormes beneficios a la sociedad europea.
La energía solar domina un nuevo récord de generación en Brasil, alcanzando la marca de 5.258 MW, según datos de la ANEEL del 25 de octubre. La fuente representó más de la mitad (57,8%) de toda la nueva capacidad instalada centralizada.
El objetivo de la actual ronda eólica es asignar áreas marítimas en las que se podrán instalar entre 1.000 y 3.000 megavatios.