El ministro de Industria anuncia con decepción el fin de la peligrosa nuclear.
En plomiza comparecencia durante la mañana del primero de agosto, Álvaro Nadal hace pública la decisión del gobierno que representa para proceder a no renovar la solicitud de autorización de la explotación de la planta burgalesa.
El titular ministerial culpa al resto de grupos políticos por la presión que ha llevado al gobierno popular en minoría a tomar esta decisión una semana antes de finalizar el plazo, acusando a la oposición por no sentarse a un debate sosegado desde el cierre técnico de la central en diciembre de 2012.
En su exposición el ministro ha desgranado dimes y diretes con Nuclenor( http://www.nuclenor.org/) , el conglomerado propietario de la central integrado al 50% por Iberdrola y por Endesa, explicando que el argumento económico ha sido el factor decisivo y que ha sido la obligatoriedad impuesta para mantener los niveles de seguridad en un nivel de aceptabilidad la causa de la negativa de las empresas a seguir operando la planta.
No ha dejado de ir recordando Álvaro Nadal la convicción que el gobierno del PP mantiene con respecto de la energía nuclear, que considera necesaria, pues la principal prioridad de su partido ha señalado que es la económica, indicando que la ausencia de centrales nucleares impulsaría los precios de la electricidad en un 25%.
Tampoco ha desaprovechado la ocasión para manifestar que esta decisión nada tiene que ver con la que corresponda respecto de los próximos cierres previstos para el obsoleto parque nuclear español:
-Almaraz I y II. Cáceres, 1981 y 1983.
-Ascó I y II. Tarragona, 1983 y 1985.
-Cofrentes. Valencia, 1984.
-Vandellós II. Tarragona, 1987.
-Trillo. Guadalajara. 1988.
Ha aprovechado el político para cargar con respecto del PSOE, a quien ha acusado de incongruencia y oportunismo por su publicidad para cerrar el parque nuclear en 2028 a la vez que se ha negado a apoyar la proposición de Ley presentada por Podemos para la clausura de todas las centrales nucleares en 2024.
La dolosa falta de previsión respecto de los catastróficos efectos adversos de la energía nuclear crea parajes yermos y tóxicos que tras los desastres luce remozar para apuesta renovable.
La empecinada proliferación atómica produce un creciente incremento en la creada necesidad para almacenar, que no solucionar, ingentes volúmenes de residuos radiactivos.
El poderoso emporio fáctico atómico reactiva reactor mientras Fukushima continúa supurando radiactividad.
Millares de personas entrelazan sus manos en decenas de ciudades españolas en recuerdo del primer aniversario de la catástrofe nuclear de Fukushima.
