La soberanía energética basada en energías renovables, uno de los grandes ejes vertebradores de la PROENCAT 2050. Así, la dependencia exterior pasará del 94,2% actual al 6,7% en 2050.
Cataluña logrará la neutralidad climática del sector energético en 2050 si aplica de forma intensiva un conjunto de estrategias destinadas a transformar la totalidad del ámbito de la energía, desde la demanda de energía final hasta la generación de energía eléctrica, pasando por el papel que tienen los ciudadanos. Esta es la principal conclusión de la Prospectiva Energética de Cataluña 2050 (PROENCAT 2050), elaborada por el Institut Català d'Energía (ICAEN) y que han presentado la consejera de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, Teresa Jordà i Roura, y la directora de la ICAEN, Marta Morera i Marcé.
La consejera ha explicado que “el reto es gigantesco”, pero ha asegurado que “queremos lograr la neutralidad climática, tenemos un plan para definir un modelo energético renovable y distribuido, y sabemos cómo llevarlo a cabo”. Jordà ha concretado que la Prospectiva Energética 2050 permite fijar el camino que tiene que recorrer para hacer la transición energética. “Hemos puesto en marcha la hoja de ruta del nuevo modelo energético con el nuevo decreto ley de energías renovables, la creación de la red comarcal de oficinas energéticas o la oficina para constituir la energética pública, pero nos hacía falta este ejercicio prospectivo para tener los pies en el suelo y saber cuál es el camino adecuado”. También ha advertido que nos encontramos a las puertas “de una revolución energética” que “cambiará no solo nuestra relación con la energía, sino también nuestros hábitos, y que requerirá la complicidad y participación de todo el país”.
Por su parte, la directora de la ICAEN ha insistido que la transición energética “no consiste solo a instalar energías renovables, sino que va mucho más allá”. Morera ha recordado la necesidad de adaptar la demanda de energía y todo el conjunto de sistemas energéticos al nuevo modelo. “Hablamos de descarbonitzar el sector industrial, de edificios de cero emisiones, de impulsar la movilidad limpia, de avanzar en la economía circular, de configurar un nuevo sistema eléctrico, pero también de apoderar la ciudadanía porque participe y de asegurar que nadie queda atrás”, ha resumido.
La Prospectiva Energética de Cataluña 2050 permite definir aspectos clave del nuevo sistema energético catalán a largo plazo y valorar las posibles evoluciones futuras, analizando las ventajas e inconvenientes de las diferentes opciones y definiendo las estrategias que tienen que configurar la hoja de ruta de la transición energética en Cataluña. A partir de los objetivos establecidos por la Unión Europea -que pasan para lograr la neutralidad climática para el año 2050- y por la normativa catalana, la Prospectiva hace una modelización de la evolución de la producción y la demanda energética, analiza la evolución tecnológica y hace una caracterización del potencial de las energías renovables del país.
El resultado es un escenario objetivo que demuestra que un sistema energético catalán limpio, autóctono, eficiente y competitivo es posible, siempre y cuando se apliquen y potencien diferentes estrategias en el ámbito energético. La Prospectiva Energética de Cataluña 2050 advierte que, si no se aplican estas estrategias, el escenario tendencial o de referencia hacia el cual avanza el país no lograría los objetivos fijados.
La Prospectiva Energética de Cataluña 2050 se ha elaborado atendiendo 12 principios vertebradores, que son los que alinean el documento con el marco normativo vigente, determinado por la normativa comunitaria, la Ley del Cambio Climático y las bases del Pacto Nacional por la Transición Energética. Estos principios son:
De estos principios emanan 20 estrategias destinadas a la gestión de la demanda, la transformación del sistema eléctrico e introducción de nuevos vectores energéticos. La proyección de estas estrategias sobre el actual sistema energético ha permitido definir el escenario objetivo hacia el cual tiene que avanzar el modelo energético catalán, y también prever un escenario tendencial, es decir, en el cual no se aplican estas estrategias.
La demanda de bienes y servicios determina las necesidades energéticas del país. La gestión de esta demanda, mediante la aplicación de medidas de ahorro y eficiencia energética, constituye el eje fundamental para hacer posible la transformación del modelo energético. La PROENCAT 2050 ha hecho una caracterización de la evolución de la demanda de energía de Cataluña para cada sector de actividad y por cada uso de la energía, para elaborar una previsión de las necesidades a largo plazo. A partir de este conocimiento, se han podido identificar estrategias que posibiliten la gestión de la demanda ajustadas a cada ámbito, y que van desde la reducción de las necesidades de corderos y servicios por cambios de hábitos hasta las medidas de mejora tecnológica, pasando por cambios estructurales sectoriales o la generalización de nuevos modelos de actividad, como la economía circular.
El análisis prevé para el escenario objetivo un fuerte decrecimiento del consumo de energía final, que evolucionará a una tasa del -1,09% anual hasta lograr un decremento del -30,3% en el periodo 2017-2050. En términos absolutos se pasa de los 15.059 miles de tep en 2017 a los 10.502 miles de tep en 2050. Los ámbitos del transporte (-50,6%) y el doméstico (-34,2%) son los que protagonizarán una mayor reducción en el consumo de energía.
Además, cada vez más consumos pasarán a ser eléctricos, con el objetivo de aprovechar la mayor flexibilidad del sistema eléctrico para introducir energías renovables y de reducir emisiones contaminantes. La movilidad eléctrica, la climatización de los edificios con sistemas de bomba de calor o la electrificación de una parte de los procesos industriales sumarán en esta dirección. Así, si en 2017 el grado de electrificación de la demanda de energía era del 24,8%, por el año 2030 se espera que sea del 34,2% y para el 2050, que aumente hasta el 76,4%. De hecho, se prevé que la demanda eléctrica se multiplique por 2,3 en el periodo 2017-2050, hasta prácticamente lograr los 100 TWh anuales.
La combinación de las medidas de ahorro y eficiencia energética y el proceso de electrificación hará que la intensidad energética final en 2030 se reduzca un 19,3% respeto el actual, mientras que esta reducción será del 57% en 2050. Esto quiere decir que se desacoplará el crecimiento económico de la evolución del consumo de energía, y que en 2050 Cataluña consumirá menos de la mitad de la energía que necesita hoy para producir un producto o disponer de un servicio.
Para satisfacer esta demanda de energía de la manera más limpia y sostenible y asegurar la soberanía energética de Cataluña, habrá que avanzar en el despliegue de las energías renovables. La Prospectiva Energética de Cataluña 2050 asume que hay que aumentar la capacidad de producción de energía eléctrica renovable tanto a pequeña como media y gran escala, pero también ha tenido en cuenta la minimización del uso del territorio para usos energéticos y la preservación de los suelos de mayor calidad. Así, Cataluña puede cubrir el 97,5% del consumo de energía primaria con energías renovables con un ocupación del 2,5% de su territorio para usos energéticos. Esta cifra queda lejos de la actual huella ecológica asociada al actual modelo fósil y nuclear, que equivale a tres veces la superficie del país.
De acuerdo con los cálculos efectuados, para el año 2030 habrá que incorporar hasta 12.000 MW de energías renovables (5.000 MW de energía eólica y 7.000 MW de fotovoltaica), cifra que tendrá que crecer hasta los casi 62.000 MW en 2050, 18 veces la potencia instalada actualmente. Estas cifras tienen que permitir, por un lado, hacer frente al cierre previsto de las centrales nucleares, y por la otra hacer que la energía eólica suponga el 50% de la generación eléctrica del país y la fotovoltaica, el 43% en 2050.
Estos datos incluyen el aprovechamiento del potencial fotovoltaico existente en los edificios y en otros espacios antropizados. Se ha previsto la instalación de más de 11.000 MW en instalaciones fotovoltaicas en edificios y 2.600 MW de energía fotovoltaica en otros espacios antropizados, que aportarán hasta el 40% del total de la energía solar que se genere en Cataluña. En conjunto, hasta el 2050 entrarán en servicio alrededor de las 500.000 instalaciones de energía eléctrica en tejados y cubiertas, muchas de ellas asociadas a sistemas de autoconsumo y generación distribuida, que permitirán aprovechar hasta un 65% de su potencial total.
Para garantizar el suministro y la gestión de las energías renovables, el futuro sistema eléctrico tendrá que disponer de sistemas de almacenamiento que permitan desplazar en el tiempo los excedentes de energía, tanto a corto plazo como de manera estacional. El creciente uso de baterías eléctricas y los sistemas hidroeléctricos de bombeo y una gestión diferente de las centrales hidroeléctricas con embalse tienen que permitir garantizar el equilibrio entre oferta y demanda cada hora del año.
El informe también enfatiza la necesidad de implementar un nuevo esquema de funcionamiento del mercado eléctrico, y avanza que esta transformación del sector eléctrico se traducirá en un precio mas competitivo de la electricidad, con un precio medio de generación eléctrica de 51,69 €/MWh para el año 2050. En cualquier caso, la Prospectiva Energética de Cataluña 2050 concluye que disponer de un sector eléctrico 100% renovable no es suficiente para lograr la neutralidad climática en el ámbito energético si no se actúa también de forma decidida sobre la demanda energética.
Respecto del sector energético no eléctrico, la Prospectiva Energética de Cataluña 2050 tiene en cuenta la importancia de los combustibles renovables en la transición energética. El aprovechamiento de la energía solar térmica, de la biomasa, el biogás o los subproductos de origen renovable son algunas de las líneas que el documento apuesta para maximizar, puesto que son energías que se pueden utilizar para sustituir energías fósiles para usos térmicos o bien para la generación de electricidad gestionable. En este sentido, el estudio también tiene en cuenta el potencial limitado de estos recursos, y la utilización de algunos de estos combustibles para usos no energéticos y tiene en cuenta aspectos como el respecto a la soberanía alimentaria.
El hidrógeno producido a partir de energías renovables tendrá un papel significativo en el escenario objetivo. Las previsiones indican que este vector energético estará presente como materia prima en determinados procesos industriales que necesitan hidrógeno y, de forma selectiva, como combustible en aquellos sectores y usos energéticos que son difíciles de electrificar (transporte marítimo y transporte pesado de mercancías por carretera, hornos industriales de muy alta temperatura). En este sentido, se calcula que la producción de hidrógeno de origen renovable como combustible y/o materia prima al sector energético, transporte e industria será de casi 95.000 toneladas en 2050.
Además, el documento también trabaja con la perspectiva de una transformación radical del sector energético catalán en el ámbito de las refinerías y plantas de olefinas, que pasarán a basarse en la bioeconomía y en la utilización de residuos y subproductos renovables.
En la actualidad, el sector energético catalán emite 34 millones de toneladas de CO?, lo que representa el 72% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero de Cataluña. En el escenario objetivo, las emisiones de CO? del sector energético se reducen casi a cero y se puede hablar de neutralidad climática, mientras que si no se llevan a cabo las medidas y estrategias propuestas a la PROENCAT 2050 las emisiones de CO? solo disminuirían hasta los 26 millones de toneladas. Esta previsión arrecia la necesidad de desarrollar a la vez y al máximo nivel todas las estrategias previstas para lograr los objetivos establecidos.
Esta neutralidad climática del ciclo energético va acompañada también de una estrategia de soberanía energética. Así, la soberanía energética basada en energías renovables que propone la PROENCAT 2050 eliminará la actual dependencia energética exterior (pasará del 94,2% al 6,7% en 2050, sin contar los usos no energéticos de la energía) y mitigará los efectos de los conflictos geoestratégicos relacionados con la energía, cada vez más frecuentes y más intensos.
Los acuerdos para instalar sistemas y energías renovables sólo requieren la mayoría simple.
Solo el autoconsumo y la biomasa térmica avanzan en capacidad de generación, pero se constata la insuficiencia para hacer una transición energética.
Las entidades y plataformas de toda Cataluña defienden una transición energética democratizada, municipalizada, racionalizada y eficiente que respete la biodiversidad, el paisaje y a la ciudadanía del medio urbano y rural.