Un Programa de la Alianza en Energía y Ambiente con la Región Andina junto con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura lleva el agua caliente al páramo ecuatoriano gracias a la energía solar térmica.
El páramo ecuatoriano en el que se asientan las comunidades de Cotopaxi, Chimborazo y Bolívar están ubicadas a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar. El páramo se caracteriza por tener un clima frío, con un potencial productivo muy limitado. Las condiciones de vida son duras para sus pobladores, que sin embargo intentan aprovechar al máximo los recursos de los que disponen para sobrevivir en este ecosistema.
Uno de los factores que juega más en contra de la calidad de vida de estos habitantes del páramo es la falta de energía. Las bajas temperaturas afectan además a la población más débil, niños y ancianos. La falta de agua caliente sanitaria, crea muchos problemas que llegan a ser graves en el ámbito de la higiene y la salud. Además el uso masivo de la leña como combustible, además de agotar los recursos naturales y empobrecer la calidad ambiental, trae consigo un incremento de las enfermedades respiratorias en los hogares a causa del humo.
El agua caliente sanitaria debería ser un bien básico para estos habitantes, para mejorar su calidad de vida. Lo importante es que hoy en día es posible gracias a la implementación sistemas de energía renovable, sobre todo energía solar térmica, la cual es capaz de suministrar energía y calentar el agua de manera limpia y ecológica en lugares donde no es posible llevar el suministro eléctrico. Este es el concepto del que parte el proyecto llevado a cabo por apoyo del Programa Alianza en Energía con la Región Andina (AEA) del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Por algún lado hay que empezar, por lo que el proyecto se ha centrado en principio en escuelas y centros comunitarios, para extender a todos los habitantes el uso del agua caliente sanitario, el cual llega a través de paneles solares que proporcionan además una energía limpia libre de emisiones, tanto para el cuidado del medio ambiente como para la salud. Bajo esta premisa, los responsables del proyecto, realizaron durante el mes de febrero un taller de intercambio de experiencias donde se presentaron las lecciones aprendidas relacionadas con la instalación, capacitación y uso de sistemas de calentamiento de agua con energía solar que cierra el proyecto"Energía renovable para escuelas y centros comunitarios del Páramo Andino", luego de 20 meses de ejecución a cargo del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio (FEPP).
Según el comunicado de AEA, el evento congregó a representantes del Ministerio de Electricidad y Energía Renovable (MEER) y a beneficiarios del proyecto de las zonas altoandinas teniendo como fin dar a conocer los compromisos de participación asumidos al inicio del mismo, así como la elaboración de la malla curricular para profesionalización en gasfitería aplicado a construcción, funcionamiento y mantenimiento de paneles solares, y finalmente el desarrollo de módulos de estudio para los centros educativos, como anexos al diseño curricular de educación básica actual.
-Gracias al proyecto, aprendimos que la energía solar es gratis y está disponible para que pueda ser bien aprovechada-, afirmó Edison Silva, coordinador de FEPP. Por otro lado, Renato Oña, coordinador técnico del programa AEA en Ecuador señaló que tener acceso a agua caliente ha podido disminuir enfermedades respiratorias, gastrointestinales y hasta dérmicas: además, resaltó que el agua es un derecho de todos, como para exigirlo a las autoridades.
Con el fin de difundir una práctica sostenible de uso de energías renovables que permita, además, generar ingresos por instalación, reparación y mantenimiento de equipos de calentamiento de agua a base de energía solar, se logró capacitar a 54 personas, entre ellas, 19 mujeres, miembros de la Asociación de Servicios y Promoción de Energías Renovables 24 de Marzo (ASPROREN).
En la comunidad de Patococha, ubicada en el cantón Chunchi, en Chimborazo, se puede calentar el agua entre 50 y 60 grados, lo que les permite a los/as niños/as bañarse más de una vez a la semana. Una práctica irreal cuando no había terma solar y la temperatura del agua se mantenía casi gélida.
En la etapa de implementación, se instalaron 44 sistemas de calentamiento solar de agua en 42 centros educativos: 14 en Bolívar, 14 en Chimborazo y 14 en Cotopaxi,. Dicha obra viene beneficiando directamente a 2.186 niños y 2.206 niñas, además de un centro gerontológico al cual asisten 32 adultos mayores. Asimismo, en una planta agroindustrial comunitaria donde procesan plantas medicinales se pudo reducir el consumo de gas licuado de petróleo (GLP) a través de estos sistemas, donde anteriormente funcionaban calefones.
Otro logro alcanzado por el proyecto es el lanzamiento de la línea de crédito en energías renovables como parte del producto financiero llamado Credi-Ecológico de la Cooperativa de Ahorro y Crédito -CODESARROLLO-, para implementar colectores solares térmicos y paneles solares fotovoltaicos en hogares de zonas rurales.
Los objetivos del PNIEC son «relevantes» y «alcanzables», aunque esa «oportunidad única» que tiene la península y las urgencias climáticas por impactos que van a incrementarse obliga a «más ambición».
Son objeto de ayuda los proyectos asociados al ecodiseño, la reutilización y segunda vida, y el reciclaje de paneles fotovoltaicos, baterías y aerogeneradores, entre otros.