En los últimos años el precio de la tecnología solar ha caído notablemente y ha favorecido las inversiones, que actualmente se centran en países en desarrollo y con alta radiación solar.
Los precios de los combustibles fósiles están creciendo, las muestras de que la producción de petróleo está llegando a un techo, son cada vez más evidentes y la comunidad científica y la industria petrolera cada vez dan más veracidad a la “Teoría del pico Hubbert” o Cenit del petróleo, la cual predice que la producción mundial de petróleo llegará a su cenit y después declinará tan rápido como creció. Esto también dependerá de la búsqueda de nuevas reservas, o la explotación de recursos de forma no convencional, de las que ya hay muestras evidentes. Lo que parece claro, es que el precio del combustible se encarecerá y lastrará la economía de los países que aún tengan una alta dependencia de los combustibles fósiles.
Los gobiernos son conscientes de la necesidad de aumentar la independencia energética lo antes posible e incorporar la generación con energías limpias, producidas en el propio territorio, a la matriz energética. Es por ello que la capacidad instalada de energías renovables en general y energía solar fotovoltaica en particular, no ha dejado de crecer en los últimos años. La energía es fundamental en el desarrollo y competitividad de las naciones, y el futuro será más fácil para los países que se sitúen a la cabeza en el desarrollo de estas nuevas tecnologías de generación, que inviertan en investigación y sean capaces de hacer una planificación racional del cambio al nuevo modelo energético en beneficio de la economía, los ciudadanos y del medio ambiente.
Son muchos los países que ya incluyen en sus marcos regulatorios objetivos para la integración de las energías renovables. Por citar dos ejemplos, Europa marcó en una Directiva el objetivo del 20% de renovables para el año 2020 para los estados miembros. En América Latina, Chile, uno de los países en los que se está invirtiendo más fuerte en este sector, acaba de aprobar el Proyecto de Ley del 20 % de renovables para el año 2025.
La industria renovable es una industria de futuro y necesaria, por ello, los inversores buscan donde sus proyectos pueden ser más rentables. Los puntos clave para las inversiones son, la abundancia del recurso natural, la posibilidad de financiación y la seguridad jurídica.
España es uno de los países con mejor recurso solar de Europa, y en un marco de seguridad jurídica y con apoyo del gobierno, se convirtió entre los años 2006 y 2007 en líder mundial en potencia renovable instalada. Inversores de todo el mundo volcaron su atención en España, en el desarrollo del sector y en su know – how, referente a estas nuevas tecnologías. Esto cambió rápidamente en el país, debido a que no se supo manejar bien este fuerte desarrollo, en principio impulsado desde el gobierno, y el marco regulatorio se vio sometido a una serie de variaciones que han parado por completo el mercado de las energías renovables, dando lugar a un acontecimiento único en la historia económica de un país, que es, el freno a una industria innovadora, que funcionaba como motor en plena crisis, siendo referente mundial. Esto ha llevando a la ruina a miles de inversores que confiaron en las leyes españolas y ha dejando al país con dos etiquetas nefastas para la economía: retroactividad e inseguridad jurídica. La política energética no puede funcionar a corto plazo en un país que es dependiente energéticamente en un 80%.
Por ello inversores de países de economía fuerte, como Alemania están cruzando el Atlántico para realizar negocios e inversiones en el sector de las energías renovables. Ahora la mayor oportunidad de inversión está en los países en desarrollo, con fuerte crecimiento industrial, donde está creciendo la demanda de electricidad. Es en estos países donde se necesita mucha más energía de la que se ha venido produciendo hasta ahora. La necesidad energética sigue aumentando en países como Sudáfrica, la India, América Latina o en los Estados de Oriente Próximo y Oriente Medio y es aquí donde se centran la atención del sector de renovables y fotovoltaico, ya que en muchos mercados consolidados, las inversiones se están viendo reducidas por decisiones políticas acerca de los recortes de las ayudas, la quiebra de empresas y la reducción de la demanda eléctrica debido a la crisis.
En regiones como América latina se están dando numerosas oportunidades para la financiación. En este sentido el Banco Interamericano de Desarrollo está teniendo capacidad de proveer préstamos a largo plazo y a precio de mercado en algunas ocasiones, por valor de un 25% del costo del proyecto. El BID a cofinanciado proyectos con la Unión Europea o Japón, el con el cual ha colaborado por ejemplo para proyectos de electrificación rural en Nicaragua. También han aportado financiación a proyectos renovables en América Latina, entidades como el Fondo climático canadiense o el Fondo Nórdico para el Desarrollo, que ha apoyado proyectos de renovables y mitigación del cambio climático en Honduras, Bolivia o Nicaragua.
Esto está permitiendo que el acrecentamiento del porcentaje de las energías renovables en las matrices energéticas de los países de América Latina, pueda prosperar favorablemente y cubrir el aumento de la demanda de energía con fuentes de energía más sostenibles.
Los estudios reflejan que la tecnología renovable ha sido cara aunque los costes se están reduciendo a toda velocidad, y la introducción se está dando paso a paso. Inevitablemente ha tenido que ser apoyada y financiada por los gobiernos, pero negar su avance e implantación es “pan para hoy y hambre para mañana”. Si no se prepara el cambio a los nuevos modelos energéticos, el encarecimiento de los combustibles fósiles lleva sin remedio a agravar la crisis energética y ambiental de las naciones.
El documento publicado evalúa el impacto de la flexibilidad en el costo de descarbonizar la matriz eléctrica chilena.
Las Comunidades Energéticas están compuestas por Miichi Ka’i, tecnología innovadora creada por el IPSE que combina eficiencia, versatilidad y sostenibilidad para suministrar el servicio de energía 24/7.