La energía fotovoltaica crea nuevas expectativas para el desarrollo y calidad de vida de comunidades aisladas donde las redes eléctricas no llegan y el suministro de energía es escaso.
La electrificación de muchas zonas rurales queda descartada y con ella la esperanza de llevar energía a los hogares de estas comunidades, ya que extender la red eléctrica convencional resulta excesivamente caro y conlleva realizar proyectos de gran inversión (es mucho más económico generar electricidad en el lugar que se consume).
Por otra parte están los problemas medioambientales que supone este tipo de electrificación de red, para los que es necesaria la apertura de caminos, el tráfico rodado, labores de deforestación etc.
La carencia de energía suele dar lugar a un agravamiento de la pobreza y la exclusión en estas sociedades.
En este contexto la energía solar fotovoltaica está surgiendo como una gran oportunidad en el avance de estos pueblos hacia el desarrollo y la mejora de la calidad de vida de sus habitantes.
La energía fotovoltaica lleva a estas aldeas las ventajas de contar con agua caliente, cocinas solares e incluso la obtención de agua potable a través de la desalinización.
Varios organismos no gubernamentales están implicándose en llevar a estos pueblos la electrificación con energía solar.
Un ejemplo de estas iniciativas es la de la ONG Barefoot College, que cuenta con numerosos proyectos dirigidos a poblaciones aisladas con la intención de hacerlas autosuficientes y sostenibles. Las soluciones se centran en el agua potable, la educación, el desarrollo de la subsistencia y los proyectos de electrificación solar.
Uno de estos últimos proyectos, ha sido la formación de 5 mujeres para la instalación de energía fotovoltaica en sus respectivos poblados en la región de Atacama, iniciativa que ha sido finalizada con éxito.
Estas 5 mujeres (dos de la comunidad Caspana, dos quechuas de Ollagüe y una aymara de Toconce) han aprendido tras seis meses de formación en electrificación con energía solar, los conocimientos suficientes como para abastecer a sus poblados con energía no contaminante y llevar esta capacitación obtenidas a otras aldeas cercanas, fomentando el emprendimiento y el desarrollo entre comunidades a su vez que se crean oportunidades de empleo para los jóvenes.
El secretario regional ministerial de Energía de la Macro Zona Norte, Carlos Arenas, está de acuerdo, como manifestó en recientes declaraciones, con estas iniciativas de desarrollo y apuesta por los proyectos de energía fotovoltaica, sobretodo de generación aislada en las regiones del norte de Chile.
Las expectativas de la implantación de la energía fotovoltaica en estas comunidades se centran sobre todo en la creación de empleo, la autosuficiencia y el aumento de los ingresos sin destruir el modo de vida tradicional a la vez que se cuida el medio ambiente, al evitar las emisiones de CO2 y la deforestación.
Estas poblaciones vislumbran un futuro más esperanzador, gracias al aprovechamiento de nuevas fuentes de energía.
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