Existe un importante potencial de ahorro energético en los edificios: hasta un 70% en los hogares más antiguos y de peor calidad.
El sector de la construcción en Andalucía es uno de los sectores que, en términos económicos y de empleo, más trascendencia tiene en la Comunidad, representado el 8,5 % del Valor Añadido Bruto (VAB) y el 5,2% del empleo de nuestra comunidad y lo que es más importante, padece en estos momentos de una tasa de paro asociado cercana al 40%.
En términos energéticos, el sector de la edificación representa el principal sector de consumo energético en la Unión Europea y uno de los principales sectores consumidores de Andalucía (23% del consumo de energía final), por lo que, desde una óptica de protección medioambiental, resulta apremiante asumir como prioridad medidas tendentes a reducir el consumo energético e n el parque andaluz de edificios.
Tanto la construcción como la rehabilitación de los edificios en Andalucía, necesita en estos momentos, impulsar un modelo de construcción sostenible como motor de reactivación económica, a través de la reorientación del modelo hacia estructuras más productivas y competitivas, y de generación de empleo de calidad que, a la vez sea compatible y respetuoso con el medioambiente e incida en el reforzamiento de la cohesión social en Andalucía.
El medio ambiente se beneficia de la construcción sostenible, a través del ahorro y la eficiencia energética, la incorporación de las energías renovables, la racionalización de los recursos empleados y de los residuos generados en el proceso constructivo. Pero también, en términos económicos, un modelo de construcción sostenible, representaría la posibilidad de evitar procesos especulativos, con inversiones que no conllevan compromisos con la gestión y mantenimiento de los bienes en los que se invierte, limitándose a la búsqueda del beneficio (financiero) de tan solo una de las partes involucradas.
No hay que obviar además las ventajas de carácter social asociadas a la construcción sostenible, por cuanto las familias podrán reducir sus facturas energéticas por la implementación de medidas de racionalización del gasto energético, lo que, en el caso de colectivos desfavorecidos, constituye una adecuada alternativa para afrontar la problemática derivada de la pobreza energética.
Debe reconocerse en el potencial de ahorro energético de los edificios (hasta un 70% en los hogares más antiguos y de peor calidad) un elemento estratégicamente óptimo para atenuar la situación adversa a la que se ven abocadas muchas familias andaluzas a la hora de hacer frente a sus facturas energéticas.
La construcción sostenible debe atender de manera prioritaria a las necesidad es de la población, propiciando la disminución de las desigualdades entre los distintos colectivos, y aportando un servicio habitacional lo más justo posible para toda la ciudadanía.
El documento publicado evalúa el impacto de la flexibilidad en el costo de descarbonizar la matriz eléctrica chilena.
Las Comunidades Energéticas están compuestas por Miichi Ka’i, tecnología innovadora creada por el IPSE que combina eficiencia, versatilidad y sostenibilidad para suministrar el servicio de energía 24/7.