La vulnerabilidad de un sistema energético centralizado basado en interconexiones

Roturas de gasoductos en el mar Báltico, colapso nuclear francés, cortes en cables eléctricos submarinos... evidencian la fragilidad de estructuras diseñadas en todos sus niveles para hacer de la dependencia vasallaje.

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Mientas se continúa discutiendo a cuanto subir la apuesta en modelos de distribución fracasados: MidCat, NeoCastores, Metaneros, Cablazos Transcantábricos... los ejércitos se arman para defender cuanto se imponga por la fuerza.

El esquema de distribución sistémico (in/a)fecta proyectos de vida asentados sobre la perdurabilidad del status quo, llámese seguridad , también de suministros.

Sueños americanos para subsaharian@s en pateras que naufragan al cruzarse en el camino de metaneros gas en popa rumbo a Europa a toda guerra.

Suena todo esto antiguo, sin asimilar la sentencia de Guadalupe en 1486 que abolió el aún persistente derecho de pernada feudal. ¡ Pero si ya estamos ensayando para destruir inocentes meteoritos solo para ver qué pasa !... una vez ya experimentada la destrucción con fondos marinos y cielos del planeta afull.

Ahora, llegado el punto de tener que pedir un crédito para pagar las facturas de energía, resulta que suben los tipos de interés. Cuando un tonto -llámese BCE- coge un camino el camino se acaba y el tonto sigue.

No faltan pescadores en el río revuelto, que ante medidas de ahorro energético reivindican la libertad para el despilfarro. Ante la hambruna, el derecho a tirar alimentos a la basura.

Cada vez con menos timidez asoman nostálgic@s del viejo régimen energético: incendiari@s del carbón, abogad@s del fráking, apóstolxs de las nucleares. Con promesas a futuro de mayores abundancias pasadas que las que hasta aquí nos han traído.

La indecisa moderación apuesta por combinar todas las fuentes, tod@s content@s, especialmente los monarcas del oligopolio.

Y de repente, revientan las arterias de gas, los peces huyen, especialmente los luminescentes, no sea que una chispa incendie las aguas aderezadas de microplásticos. Y sube su precio, el del gas, también el de los peces.

Gana la abstención comprometida, otro mundo no solo es posible sino que existe, en otro plano al que pintan los "grandes" informativos:  hay familias, animalitos y bosques que nunca han visto ni necesitado una bombilla. Ante la inocencia ¿quién se declara insolidari@?