El plan de la Comisión Europea para poner fin a la dependencia de la UE de las importaciones de energía rusa, publicado hoy, seguirá financiando conflictos, abusos de derechos humanos y destrucción del medio ambiente.
El plan de la Comisión Europea para poner fin a la dependencia de la UE de las importaciones de energía de Rusia, REPowerEU, seguirá financiando conflictos, abusos de los derechos humanos y destrucción del medio ambiente, al tiempo que dejará a la ciudadanía europea con facturas de energía elevadas, ha declarado Greenpeace.
Se centra en la diversificación de las importaciones europeas de petróleo, gas y uranio de proveedores distintos de Rusia, en lugar de acabar con la dependencia de Europa de estos combustibles.
El responsable de la campaña para acabar con los combustibles fósiles de Greenpeace España, Francisco del Pozo, ha declarado: “Estos planes llenarán aún más los bolsillos de los gigantes de la energía como Saudi Aramco y Shell, que están obteniendo beneficios récord a costa de la guerra, mientras que la gente en Europa lucha por pagar sus facturas. El enfoque de la Comisión de cambiar una fuente de combustible sucio por otra sigue financiando la destrucción del medio ambiente y los abusos de los derechos humanos, y sostendrá el uso del gas fósil durante décadas. Un verdadero plan de eliminación de los combustibles fósiles, ampliando el ahorro de energía y las energías renovables, pondría fin a la dependencia de la UE de las importaciones, al tiempo que reduciría la factura energética para la ciudadanía de a pie, en lugar de aumentar los beneficios de las empresas".
Demanda de energía:
El plan de la Comisión evita en su mayor parte las medidas legales para reducir la demanda de energía, proponiendo en su lugar fomentar cambios en el comportamiento de los consumidores, y sugiriendo que los eurodiputados y los gobiernos nacionales aumenten el objetivo de eficiencia energética de la UE para 2030 del 9 % al 13 % (en comparación con 2020). La estrategia también subestima en gran medida el papel que podría desempeñar la reducción de la demanda en el sector del transporte, que consume aproximadamente dos tercios del petróleo en la UE.
Aunque la Comisión Europea ha considerado medidas de eficiencia energética a medio plazo para los coches y camiones, ha pasado por alto el potencial de ahorro energético de las medidas que reducirían el transporte por carretera y aéreo. Según un estudio reciente, el consumo de petróleo de la UE podría reducirse ya un 7 % este año con la introducción de medidas a corto plazo en el sector del transporte, en camino hacia la plena descarbonización del transporte para 2040.
Gas fósil:
El plan REPowerEU prevé una expansión del mercado mundial de gas fósil licuado, con la vista puesta en nuevos proveedores, desde Qatar hasta Israel y Egipto. La Comisión Europea ha conseguido un acuerdo para importar gas licuado de Estados Unidos, cuyos nuevos planes de extracción de combustibles fósiles podrían por sí solos hacer que la temperatura global superara el límite de 1,5 grados establecido en el Acuerdo de París. Investigaciones recientes demuestran que, si se quiere limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados y evitar los peores efectos de la emergencia climática, no solo no deben ponerse en marcha nuevos proyectos de combustibles fósiles, sino que además debe cerrarse anticipadamente la producción de los pozos y minas existentes.
La estrategia REPowerEU de la Comisión no contiene plazos ni planes para eliminar los combustibles fósiles o las subvenciones a los mismos. En su lugar, el plan propone invertir 10.000 millones de euros en nuevas infraestructuras de gas, como terminales de regasificación, lo que podría encerrar a la UE en décadas de dependencia del gas fósil. Un análisis reciente muestra que no se necesitan nuevas infraestructuras de gas para eliminar el gas fósil ruso.
Hidrógeno:
La Comisión también tiene previsto poner en marcha un mercado mundial de hidrógeno renovable. Las ONG han advertido de que una dependencia excesiva del hidrógeno hará que este se produzca a partir de otras fuentes más contaminantes, o significará que la electricidad renovable se desperdiciará en la producción de hidrógeno, cuando es mejor utilizarla para electrificar aquello para lo que se quemará el hidrógeno. Las importaciones de hidrógeno de fuera de Europa también podrían ir en detrimento de los habitantes de esos países, que necesitan acceder ellos mismos a las energías renovables.
Renovables:
El plan de la Comisión también propone aumentar las energías renovables, presionando a los eurodiputados y a los gobiernos nacionales para que aumenten el objetivo de la UE en materia de energías renovables para 2030 hasta el 45 %, todavía por debajo del objetivo del 50 % que sería compatible con el Acuerdo climático de París de limitar el calentamiento global a 1,5 grados. Sin embargo, la Comisión ya ha sido objeto de críticas por parte de los grupos ecologistas por proponer acelerar los procedimientos de concesión de permisos, de forma que podrían socavar la protección de la naturaleza. Además, la Comisión Europea planea un aumento del biometano hasta los 35.000 millones de metros cúbicos para 2030, más del doble del objetivo de 17.000 millones de metros cúbicos propuesto por la Comisión a partir de julio de 2021, y muy superior al volumen de recursos disponibles que pueden utilizarse de forma sostenible.
España: impulso al gas y sus obsoletas infraestructuras
Dentro de la estrategia de la RePowerEU está seguir impulsando el gas y sus obsoletas infraestructuras. Esto va en la línea con nuestro Gobierno, que ha presentado estos últimos días varias iniciativas legislativas para facilitarlas. Por ejemplo, está intentando allanar el camino del gasoducto MidCat que pretende unir Cataluña con Francia. El Ejecutivo quiere que sea calificado como proyecto de interés común europeo (PCIs) bajo la excusa de ser compatible con el hidrógeno verde. También pretende la reapertura de la regasificadora ilegal de El Musel, que lleva parada años por no ser necesaria. Por último, el Gobierno ha incluido en el Real Decreto-ley 6/2022, ahora en proceso de enmiendas, una disposición para quitar trabas a la construcción de al menos dos plantas de gasificación y energía eléctrica en las islas Canarias. Desde Gas no es Solución, red en la que participa Greenpeace, se han elaborado una nota de prensa y un manifiesto para intentar parar estas infraestructuras que no son rentables, y que nos va atar muchos años a un mercado de gas fósil que solo genera pobreza energética, guerras y, por encima de todo, crisis climática.
Las sanciones y medidas tomadas por la Unión Europea y el Estado español en el contexto de la guerra en Ucrania no pueden convertirse en una excusa para incrementar la dependencia de los combustibles fósiles sin importar de donde provengan.
El 23,1% de los hogares se declararon insatisfechos con su servicio de electricidad. El precio del servicio y la falta de claridad de las facturas fueron los motivos principales de esta insatisfacción.
En medio de una crisis climática, seguimos dependiendo de los combustibles responsables del cambio climático, destruyendo nuestro entorno y afectando a la salud de la población. Pese a ello, no han dejado en ningún momento de querer imponer el gas.