D. Antonio Morales, Alcalde de Agüimes, muestra la triste realidad de las renovables en España y la presión del lobby, eléctrico que anima al MITyC a recortar las primas a las energías renovables, incluso retroactivamente.
A finales del año pasado el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprobaba una Ley de Economía Sostenible que se presentaba como la auténtica alternativa a un modelo económico obsoleto que estaba situando a España, como hemos visto después, a los pies de los caballos de los mercados. La propuesta, que iba “a sacar reforzada a España de la crisis” se sostiene en cuatro ejes fundamentales: el ahorro energético; las energías renovables; una educación de calidad y la inversión de I+D+i.
En estos días el Consejo de Ministros ha aprobado la Estrategia Estatal de Innovación cuyos objetivos son impulsar el desarrollo tecnológico y la innovación como líneas fundamentales del cambio de modelo productivo español. Se pretende integrar y coordinar todas las actuaciones de la Administración que tienen un impacto positivo en el impulso a una economía más innovadora y competitiva, para acelerar nuestra recuperación económica, consolidar un crecimiento más sostenible y generar empleo. En uno de sus ejes se hace especial énfasis en crear oportunidades de negocio para empresas innovadoras en espacios como la economía verde o la economía de la salud.
No cabe la menor duda de que el marco teórico abre perspectivas de futuro, aunque la realidad es muy contumaz y nos demuestra que la educación empeora cada día, que las partidas económicas destinadas a la investigación disminuyeron considerablemente en los Presupuestos del Estado de 2010 y que en el ahorro energético y las energías renovables, donde ocupábamos hasta ahora un papel preponderante, empezamos a perder posiciones debido a las presiones sin tino del lobby eléctrico que opera en este país y que, como todo el mundo sabe, está mayoritariamente en manos del Gobierno italiano y del alemán y lo que nos va quedando, caso Iberdrola, está siendo amenazado por una OPA de la eléctrica estatal francesa EDF. Por cierto, qué curioso que Iberdrola, prácticamente la única que ha apostado decididamente por las renovables, haya recibido un embate en estos momentos de la agencia de calificación Moody’s bajándole la nota de calificación. Blanco y en botella…
Efectivamente, mientras en EEUU Barak Obama pone en marcha la mayor planta solar del mundo -280 MW- en Arizona, de la mano de la empresa española Abengoa, que ha visto subir sus acciones por este hecho en un 9% y que es dueña de una tecnología punta en el sector (un claro resultado del capital humano y tecnológico que se ha ido labrando en los últimos años en España desde el impulso a las renovables); mientras el presidente americano señala que esta instalación se encuentra dentro de su Plan de Recuperación Económica, centrado en aumentar los gastos de infraestructura y en el impulso de una nueva Ley de la Energía que estimule la transición a una economía basada en tecnologías limpias, España pierde dos puestos en el ranking internacional de atractivo para la inversión en energías renovables.
Según un reciente estudio de Ernst & Young, en estos momentos Francia y Reino Unido se han puesto por delante de España, -que antes sólo se veía superada por EEUU, China, India y Alemania-, debido, fundamentalmente, a la apuesta de esos países europeos por la inversión en energías limpias y por las secuelas del debate y la posterior claudicación del ministro Sebastián ante el lobby energético comprometiendo el futuro de las renovables. Es más, para Francisco Rahola, uno de los responsables de E & Y, “teniendo en cuenta que la legislación actual aún garantiza una rentabilidad razonable para las instalaciones renovables, el nuevo marco regulatorio podría suponer un descenso de la misma para determinadas tecnologías que podría frenar las inversiones futuras”.
Durante los últimos meses hemos sido testigos de una presión hasta la extenuación de este lobby, repito, en su mayor parte extranjero, para forzar al ministerio de Industria a recortar las primas a las energías renovables, incluso con carácter retroactivo, hasta conseguir un pronunciamiento favorable de Sebastián con los resultados que ya he señalado, además de una huída de inversiones de más de 10.000 millones de euros.
Con una presencia altamente significativa en importantes medios de comunicación y entidades bancarias, el lobby no ha cesado de hacernos llegar campañas mediáticas hablándonos, entre otras cosas, de fraudes fotovoltaicos ficticios y de una necesaria subida de los precios de la electricidad para poner al Gobierno contra las cuerdas de la opinión pública.
Y no se han ido de rositas. El objetivo de frenar las energías renovables ha dado sus frutos.
Por lo pronto la reducción de las primas es muy importante, pero lo es más aún el efecto colateral de hacer huir a los inversores y así mantener el monopolio y el mercado y así seguir marcando las tarifas a su antojo. Pero quizás lo más significativo sea el pacto entre el PP y el PSOE para reordenar el sector eléctrico, al que se ha visto forzado el ministro de Industria para no tocar la factura de la luz, y que no nos va a traer en el futuro sino más poder de las eléctricas y más poder para el carbón, el gas y el petróleo, porque en ello les va la vida que es lo mismo que la cuenta de resultados. Al medir contaremos.
Por lo pronto han resucitado la patronal del sector, Unesa -que perdió su poder con las privatizaciones de los 90 y las luchas de intereses entre ellos- y desde allí han orientado toda esta campaña que ha hecho doblar la rodilla al Gobierno. La CNE dice que se hace ahora necesario regular precios en el segmento mayorista para evitar maniobras especulativas amparadas en la liberalización, y la Comisión Europea dice que vigilará el pacto energético que negocian el Gobierno y el PP. También el comisario de Competencia, Joaquín Almunia, advirtió que va a analizar los contenidos. Pero me temo que todo será papel mojado. Quienes quitan y ponen ministros, condicionan la vida de los partidos con sus aportaciones y son capaces de hacer bajar a un país en el ranking internacional de energías renovables y condicionar su futuro energético, no están en disposición de aceptar ningún control público.
Mientras, nos seguirán inundando con una inversión millonaria en publicidad que somete a muchos medios de comunicación y toma el pelo a miles y miles de ciudadanos. Así, por ejemplo, al tiempo que el presidente no ejecutivo de Endesa (Enel), Borja Prado, declara que las renovables son “un lujo inabordable”, nos lanza una página en los periódicos con la imagen de una planta fotovoltaica en la que se lee que “el sol ha renovado todas nuestras energías”, o bien otra en la que afirma que “Enel trabaja con toda su energía por el medio ambiente”.
Como escribe Irene Lozano: “Inventemos el futuro” es uno de los utópicos lemas de Repsol y, sin duda, también un ejercicio de sublimación del trabajo de refinería. En su campaña titulada “Hacia una nueva conciencia”, Endesa por su parte proponía “cambiar el mundo” y “reinventarlo todo”. Las multinacionales de la energía consagran así su papel como suministradoras de combustible para los sueños del gentío. Y no se oye un gemido”.
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