Cables que cruzan los cielos, postes metálicos, costras de cemento... elementos intrusivos en nuestro entorno cuya presencia ya apenas percibimos ¿o sí?
Ojeando fotos antiguas o del tercer mundo muchas veces nos resulta llamativo el jaleo de cables aéreos, otrora símbolo de progreso.
A día de hoy parecen mayoritariamente percibidos como avanzados los entornos carentes de elementos visuales intrusivos. Sin embargo, y aunque no visuales, se han multiplicado e inundan ondas la atmó / bio / exo /sfera , tan frecuentes como inaudibles para l@s human@s las frecuencias en que vibran.
Cuesta pensar que nuestros ancestros de la prehistoria normalizaran la vida en cavernas multifamiliares, rodeados de vecinos en 3D. Hoy, en los más modernos rascacielos, pies sobre cabezas -separados por forjados-, hombro con hombro -apartados mediante tabiques-, subiendo y bajando metidos en cajas suspendidas.
Más recientemente, mi abuelo, habitante del medio rural, ya acusaba inquietud por la proximidad de aquellas torres eléctricas que emitían zumbidos, cuyos cables seccionaban las vistas y parecían atraer los rayos en las tormentas.
«Es el precio del progreso» , en el argumentario de venta que ha calado, no solo por su mántrica reiteración, sino por venir siempre acompañada de la fuerza expropiatoria como razón del bien común.
El asunto del petróleo se ha vuelto más negro, las nucleares han hecho saltar las rojas alarmas... ahora, se lleva el verde. Partidos políticos de opuesto signo lo utilizan.
Se atrevieron a privatizar playas, apropiándose la fuerza de las olas, Sanidad pública, ahora el Sol, el viento. El oligopolio antaño crítico hoy vende vestido de verde sus SOLuciones y esparce beneficios a vuelta de molinillo (alrededor de 50 metros de altura, con una longitud de palas de unos 20 metros -por cabeza, de gigante sin cabeza-).
Y es que el espíritu depredador de recursos para la sociedad de consumo asoma bajo la chaqueta y por sus macro-obras los conocemos, por llenar de instalaciones la España vaciada, para que presuman sus olvidados moradores de que tienen la más grande, por ubicar en lo +MÁS+ alto, sobre los montes y colinas, los ventiladores eólicos, por encima de tod@s.
Algo no va bien, asumir tanto daño colateral e insensibilizarse para no percibir agresiones... tiene toda la pinta de derivar -como mínimo- en enfermedad mental...
Saludables iniciativas las de los muchos colectivos que luchan de forma V Aliente desde hace mucho tiempo por la defensa de la naturaleza; y saludo desde aquí la reciente alianza para defensa común de lo común:
ALIENTE - Alianza Energía y Territorio-
¡ SobresAliente !
La campaña «Aquí No» está respaldada por 103 organizaciones.
El Estado español y los lobbies energéticos han encontrado su negocio en la creación y venta de electricidad «verde», para lo que están llenando gran parte del territorio de líneas de alta tensión.
Más de 80 entidades y plataformas se aúnan de forma estatal para proponer una transición energética justa y presentan con el apoyo de más de 250 científicos un documento de 13 medidas para garantizar la conservación de la biodiversidad.
