La energía solar fotovoltaica se presenta como la mejor opción para llevar la electricidad hasta las escuelas de aldeas aisladas y sin recursos en toda América Latina.
América Latina tiene un alto índice de población rural y en muchos casos dicha población no puede acceder a los servicios básicos, por hallarse en zonas aisladas, hasta las que no es posible hacer llegar el suministro de energía por falta de infraestructuras y por los costes económicos y medioambientales que esto supone.
Este precario abastecimiento energético, conlleva otras consecuencias, reflejadas en la falta de desarrollo de estas comunidades. Una de las más preocupantes es la escasa cantidad de escuelas y de recursos para la educación que existen en ciertas comunidades. Sin energía y sin electricidad, es muy difícil garantizar las condiciones básicas de enseñanza.
Según el informe de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), aproximadamente en América latina son 90 mil escuelas sin energía eléctrica, la mayoría de ellas en zonas de difícil acceso. Esto amplia la desigualdad en el acceso de los jóvenes a la comunicación y las tecnologías de la información, como internet.
Ante este panorama, han venido surgiendo iniciativas, provenientes la mayoría de organizaciones sin ánimo de lucro, que ven la solución más viable a este problema en la energía solar fotovoltaica.
Para introducir esta nueva tecnología en las comunidades, hay que realizar un esfuerzo de sensibilización y formación de sus habitantes, para que puedan participar del proyecto y ser autónomos en el uso de la nueva fuente energética.
Esto es una ventaja, ya que a la vez que se mejoran las condiciones de educación para los más jóvenes, también se crea empleo.
La organización Barefoot College, trabaja con comunidades rurales vulnerables e inaccesibles, es especial con mujeres en la formación para instalar y reparar unidades fotovoltaicas en sus aldeas. A principios de este año cinco mujeres del altiplano chileno recibieron sus equipos de fotovoltaica después de la formación recibida por Barefoot College, para instalarlo en sus aldeas y que sus hijos puedan asistir a la escuela con electricidad.
Uno de los mayores proyectos que se están desarrollando en América latina para llevar la luz a las escuelas es el llamado “Luces para Aprender”.
Este proyecto es llevado a cabo por la anteriormente citada OEI, dio comienzo hace un año con la intención de llevar energía y acceso a internet a más de 66.000 escuelas en Iberoamérica, utilizando para ello los sistemas de energía solar fotovoltaica, la cual es respetuosa con el medio ambiente y finalmente menos costosa de lo que supone hacer llegar hasta esta escuelas la instalación suministro y distribución por medios convencionales.
Con este proyecto se pretende abordar el problema de un acceso igualitario a una enseñanza pública de calidad en toda la región iberoamericana el cual entra en el marco de las metas educativas para el 2021.
El suministro de energía también permitirá tener en estas escuelas al menos un ordenador conectado a internet, el cual se utilizará como medio educativo, no solo para los alumnos si no para el resto de la comunidad. Formación on line, visionado de documentales, actividades culturales, etc, hará que las escuelas se conviertan en un punto de encuentro y una ventana al mundo.
Los jóvenes además serán formados en el mantenimiento de las placas solares para contribuir a la sostenibilidad y el trabajo local.
El coste aproximado del sistema por cada escuela ronda los 4.800 dólares y para su financiación se cuenta con los aportes de los gobiernos de la región, ministerios de educación, energía y comunicaciones, un fondo solidario de apoyo por parte de la OEI, así como empresas privadas con presencia en Iberoamérica.
“Luces para aprender” es el proyecto en el que se ha realizado una inversión más fuerte para la electrificación de miles de escuelas, aunque cada país ya había dado sus primeros pasos en proyectos similares, como es el caso de “Proyectos Solares” en Argentina, una iniciativa surgida de la escuela técnica en la ciudad de Buenos Aires.
El proyecto instaló equipos solares en las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, el Chaco, Neuquén, y abasteció de electricidad a más de 400 escuelas.
La mejor opción para brindar electricidad a estas comunidades es con fuentes renovables y hasta ahora, la implantación de la energía solar fotovoltaica para ser la mejor solución para responder sus necesidades energéticas y mejorar la calidad de vida en estos lugares.
Gracias a la energía solar, los niños y niñas de estas regiones aisladas y con menos posibilidades de desarrollo, tendrán un futuro más afianzado.
La energía fotovoltaica crea nuevas expectativas para el desarrollo y calidad de vida de comunidades aisladas donde las redes eléctricas no llegan y el suministro de energía es escaso.