Tras la aprobación de un nuevo impuesto por el Gobierno búlgaro, se impondrá a los ingresos derivados de la fotovoltaica entre un 1%-39% dependiendo de la fecha de su registro.
Desde ayer el Gobierno de Bulgaria aplicará un nuevo impuesto a los ingresos que se generen derivados de las energías renovables, y que sus productores tendrán que pagar mensualmente. Este impuesto se aprobó en una reunión a puerta cerrada celebrada el pasado viernes 14 de septiembre para la regulación de energía y agua que se aplicará a todas las instalaciones de energías renovables que reciba tarifas reguladas (FIT).
Según dicho documento, los precios aprobados para la aplicación de los impuestos se basa en las solicitudes del Operador del Sistema Eléctrico y de los operadores de las redes de distribución. Estos serán:
- Un 1% de la FIT para instalaciones de biomasa;
- Un 5% por la adecuación de las plantas de energía hidroeléctrica;
- Un 10% por el ajuste para las plantas de energía eólica;
- Y entre un 1-39% de la FIT para instalaciones fotovoltaicas. Esta diferencia vendrá determinada por: el 1% que se aplicará a todo sistema registrado a partir del 1 de septiembre y el 39% para la mayoría de los sistemas puestos en marcha entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2012. Por otra parte, a todos los sistemas que entraron en funcionamiento antes de 2012 se aplicará un 20%, mientras que a los sistemas que reciban la tarifa de inyección de julio y agosto de 2012 se les impondrá un 5%.
Esto ocurre en Bulgaria, un país donde en la primera mitad del 2012 se instaló una media de entre 600 y 700 megavatios de nueva potencia fotovoltaica, ya que antes de este año solo tenía unos 130 megavatios de potencia fotovoltaica conectada a red.
El documento se publicará en el página web del regulador de Bulgaria.
Se logra una generación eléctrica exclusivamente a partir de fuentes renovables, cubriendo la demanda interna de 1,437 MW y generando un excedente exportable de 226.47 MW para suplir el déficit de otros países en la región.
El texto reconoce resultado del Grupo de Trabajo sobre Transiciones Energéticas del G20 a partir de la carta que el ministro Alexandre Silveira entregó al Papa Francisco a principios de este año