La micro-generación de energía, como el Balance Neto, al sustituir a las grandes centrales convencionales alimentadas por combustibles fósiles, permitirá reducir el riesgo de crisis económica en España por los cada vez más elevados precios de éstas.
La generación distribuida y la posibilidad de que los consumidores generen su propia energía aportan sostenibilidad al sistema de generación, distribución y consumo; y lo que puede ser más importante, abren un nuevo escenario de empleo y bienestar económico, ampliamente distribuido por el conjunto del territorio español.
La sostenibilidad energética a la que estamos avocados y socialmente comprometidos, requiere un modelo de generación distribuida y, preferiblemente, de carácter renovable.
La Plataforma para el Impulso de la Generación Distribuida y el Autoconsumo Energético, en su estudio titulado "Autoconsumo con Balance Neto e Impacto socioeconómico en el periodo 2012-2016" señala que los avances en las distintas tecnologías renovables, arropadas por una regulación específica permitirá la implantación de instalaciones distribuidas de micro-generación de energía que irán sustituyendo, paulatinamente, a las grandes centrales convencionales alimentadas por combustibles fósiles, en su práctica totalidad importados de zonas geopolíticas poco estables.
Dentro de la generación distribuida existe un segmento orientado al autoconsumo, sustentado en tecnologías renovables, con alto grado de maduración que permiten ser una alternativa a la generación convencional y viables económicamente, tanto desde el punto de vista del consumidor, del sistema eléctrico, como de la sociedad en su conjunto.
En este contexto se sitúa una de las iniciativas adoptadas por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, en el sentido de llevar a cabo, el desarrollo normativo del mecanismo de Autoconsumo con Balance Neto, iniciado por el anterior gobierno y actualmente en tramitación, tras ser informado por la Comisión Nacional de Energía, una vez escuchado el Consejo Consultivo del regulador.
El Autoconsumo puede, y debería, ser una alternativa a los actuales sistemas de generación de energía eléctrica al inducir una mejora significativa de la eficiencia energética.
Las oportunidades que este sistema aportaría a la sociedad son, fundamentalmente:
(i) Abaratar el coste de la energía en los hogares, comercios e industrias usuarias del autoconsumo;
(ii) Garantía de poder cumplir con los compromisos europeos de desarrollo de las renovables y de la eficiencia energética;
(iii) Atenuar la dependencia energética de los combustibles fósiles y de terceros países – con un mayor equilibrio de la balanza de pagos–;
(iv) Crear un escenario de “democratización energética”, que redundará en el bienestar de los ciudadanos.
Además, dotaría a las administraciones locales de medios para un sistema de equidad energética y social, pudiendo, tener la capacidad de generar energía utilizando espacios comunes adecuados para emplazar las instalaciones, como patios, grandes cubiertas, jardines u otras zonas de uso comunitario.
Nuestro país, por sus condiciones de desarrollo territorial y elevado potencial de consumo, podría incrementar su autoabastecimiento eléctrico, con una energía sostenible y predictible, que asegurara la contención de costes futuros –ligados a los combustibles fósiles-.
Se logra una generación eléctrica exclusivamente a partir de fuentes renovables, cubriendo la demanda interna de 1,437 MW y generando un excedente exportable de 226.47 MW para suplir el déficit de otros países en la región.
El texto reconoce resultado del Grupo de Trabajo sobre Transiciones Energéticas del G20 a partir de la carta que el ministro Alexandre Silveira entregó al Papa Francisco a principios de este año