Fallo por la torpeza de REE en la gestión de oferta/demanda, ataques maliciosos por no querer comprar balas o medicina de escarmiento como pequeña muestra de Gaza o Ucrania... nuestro mundo moderno pende de dos hilos.
Tras el borrón, cuento nuevo. El día después del cero patatero absoluto, la misma Red que nos ha atrapado en el vacío aprovecha su colapso para pedir más medios:
Gafas del revés para tapar la incompetencia técnica que se ha evidenciado ante más de 20 millones de testig@s/víctimas y que es aprovechada por la narrativa negacionista para arrimar el ascua a su sardina nuclear abogando por una fuente energética gestada al albur de guerras -frías o calientes- que puede causar algo más que incomodidades locales de 24 horas.
Imágenes oscuras de daños, miedo, inseguridad... palabras que no son promesas, sino deseos de que no debe volver a suceder, mientras el esclarecimiento de las causas se prolonga más que el propio apagón.
También, como no, secuencias de solidaridad, aplausos tras el encendido de las ciudades.
Pero, fuera de los tentáculos de la red, ha continuado la vida en un mundo próximo silenciado:
Mientras la red está diseñada para la captura, la independencia energética te da alas.
La centralización energética representa flanco vulnerable de cara protección que expone a la población a desabastecimiento y facilita el colapso del sistema. El autoconsumo renovable aporta seguridad individual y beneficios en el clima.
Satélites de vigilancia y control, drones fotovoltaicos, carga de baterías para el campo de batalla, armas para ataque, sistemas defensivos... aspectos estratégicos de alto interés militar y civil colateral.
La generación distribuida y el autoconsumo fotovoltaico es una solución para todos los ciudadanos del Mundo para el ahorro del precio de la energía que se encuentra viciado por las eléctricas y por la Guerra del petróleo.