Existe un riesgo muy elevado de que el contingente local y social quede desierto al no contar con conexión ni con señal de precio.
Anpier, la asociación que integra a los pequeños y medianos productores de energía solar fotovoltaica advierte que la subasta de energía eléctrica prevista para el próximo día 6 de abril fracasará en la adjudicación del contingente de 140 MW para instalaciones de hasta 5 MW de carácter local si no se establece una señal de precio realista ni se habilitan mecanismos que permitan un acceso real de estos proyectos a la red de distribución.
Hace años que ANPIER manifiesta que se está instaurando un modelo de implantación de renovables mal dimensionado y poco social, donde se prima a los grandes parques y a las grandes empresas -en algunos casos incluso con capital extranjero o en manos de grandes fondos internacionales- frente a los pequeños parques de hasta 5 MW y frente a nuestras pequeñas y medianas empresas. A esta dinámica contribuyó la primera subasta para el otorgamiento del Régimen Económico de Energías Renovables, celebrada el pasado 26 de enero de 2021, y en la que se adjudicaron un total de 3.034 MW, que se concentraron en tan solo 32 empresas adjudicatarias.
Dicha tendencia trató de corregirse en la convocatoria en -el mes de octubre de 2021- de la segunda subasta para el otorgamiento del Régimen Económico de Energías Renovables, en la que una de las cuatro reservas mínimas a adjudicar, en concreto 300 MW, se destinaba a instalaciones fotovoltaicas de generación distribuida con carácter local, de potencia igual o inferior a 5 MW y que conecten a la red de distribución a una tensión igual o inferior a 45 KV, si bien por la premura de tiempo con que dicha subasta se convocó, por la falta de puntos de conexión y por las condiciones económicas de la misma, en dicha subasta únicamente se adjudicaron 5,75 MW de tal reserva.
Existe un insalvable impedimento para estas instalaciones: la falta de puntos de conexión y evacuación, que actualmente se encuentran acaparados por grandes operadores, que en muchos casos ni siquiera tienen intención de construir. Esto se traduce en que los interesados en desarrollar estas pequeñas instalaciones locales se encuentran sin acceso disponible, salvo que los adquieran de los operadores que los acaparan, por elevadas cantidades de dinero.
La otra gran barrera a la que actualmente se enfrentan estas instalaciones de generación distribuida con carácter local, es la imposibilidad de competir en costes con instalaciones de cientos de MW, sin que ello suponga energía más barata para el consumidor final. A juicio de Miguel Ángel Martínez-Aroca, Presidente de Anpier, “Estamos ante una cuestión, la del tipo de propiedad, que condiciona el tipo de tejido económico y social de cada Estado, puesto que si en cada sector se tendiera al fomento de mega factorías de cualquier naturaleza, para procurar una optimización de costes para sus grandes propietarios, estaríamos condenando a nuestros ciudadanos a ser meros operarios a merced de un grupo reducido de empresas en cada ámbito productivo, lo que no se compadece con el modelo social y de derecho querido por nuestra sociedad”.
Por ello, para atraer una elevada concurrencia a esta tercera subasta, y, por tanto, para su éxito, Anpier considera que el precio de reserva (a partir del cual no se aceptan las propuestas), no debe tener carácter confidencial, sino ser fijado y conocido previamente a la celebración de la subasta, y por tanto con carácter previo a la calificación y prestación de garantías por los participantes, no debiendo estar por debajo de 49,00.-€/MWh para que la convocatoria sea interesante, y viable, a las entidades y pequeñas y medianas empresas locales. Con el precio de reserva conocido nuestras pymes podrían evitarse concurrir, con las múltiples gestiones y desembolsos que esto supone, a esta subasta. En este sentido, Anpier considera que un precio alejado de los 49 €/MWh compromete la viabilidad de estas instalaciones, en especial con los costes de los equipos en máximos y con una inflación al alza. Dado que la subasta compromete a entregar la energía durante 12 años a un precio fijo, la señal de precio debe ser adecuada.
Es esencial considerar que, como las propias bases de esta subasta indican, estas instalaciones de hasta 5 MW no requieren ni alta tensión, ni transporte, ni la creación de nuevas infraestructuras eléctricas, pues se conectan a una tensión menor a 45 KV y fluyen por las redes ya existentes, abasteciendo los consumos de proximidad. Hay que recordar que las grandes instalaciones, son menos eficientes, pues si bien producen mayor cantidad de energía, requieren transportarla en alta tensión porque no se puede consumir en proximidad, así que requiere la construcción y el mantenimiento de grandes infraestructuras, transformadores y nuevas líneas de transporte, soportadas por los consumidores a través de la factura de la luz y que, además, tiene pérdidas en su proceso de transporte del entorno de un 10% de la energía generada, merma que también han de abonar los propios consumidores. Por no hablar de la diferencia de impacto visual y medioambiental de las pequeñas frente al que tienen las grandes instalaciones, cuestión ésta que habría de tenerse muy en consideración.
Muchos especuladores han acaparado la evacuación a las Redes Eléctricas bloqueando el acceso a iniciativas sociales y Pymes, mientras cientos de productores fueron expulsados del Régimen retributivo por incumplir hitos administrativos en pocos días.
Se reserva una capacidad de 300 MW para pequeñas instalaciones fotovoltaicas de generación distribuida y propiedad local.
Esta Organización pide al Ministerio para la Transición y a la CNMC que actúe para evitar que el nuevo modelo de generación energética quede en manos de una «aristocracia empresarial».
Los parques de menos de 5 MW evitan costes de infraestructuras y pérdidas en el transporte, conceptos que engrosan la factura de la luz.