Con una dependencia de las importaciones y, por tanto, perdiendo grandes valores económicos, toda la región se beneficiaría de un renacimiento de la industria fotovoltaica europea.
La industria fotovoltaica europea (FV) adolece de una falta de prioridades políticas estratégicas. Al revertir decididamente la situación y crear oportunidades para que la industria fotovoltaica abastezca al mercado europeo, Europa puede volver a tomar el control de su transición energética y mejorar su resiliencia. Asistimos a un impulso para Europa no solo para garantizar suficientes instalaciones fotovoltaicas como parte de la transformación verde, sino también para crear condiciones favorables donde la fabricación fotovoltaica se beneficie del valor añadido en Europa.
La situación de la pandemia actual ha demostrado que no debemos depender demasiado de las importaciones de materiales. Dado que la contribución de la energía fotovoltaica en en el mix de electricidad está aumentando y que se está convirtiendo en una de las fuentes de energía más importantes para la economía, resulta de importancia estratégica contar con un cadena de valor fotovoltaica local.
ESMC cree que el 75% de las instalaciones fotovoltaicas europeas deberían tener su origen de fabricación en Europa y que dos tercios de la producción debieran exportarse fuera de Europa. Esto equivaldría a aproximadamente 60 GW de capacidad de fabricación y su utilización total de producción en Europa para 2026. Como consecuencia, en primer lugar, el déficit comercial actual de 10.500 millones de euros de células y módulos fotovoltaicos se transformaría en un valor de fabricación fotovoltaica local de aproximadamente 50.000 millones de euros. para 2026, en segundo lugar, se crearían alrededor de 178000 puestos de trabajo adicionales para 2026.
En 2019, Europa solo produjo alrededor del 11% del silicio fotovoltaico, el 1% de lingotes y obleas, solo el 0,4% de las células y el 4% de los módulos en un contexto global. Como Europa concentra actualmente alrededor del 15% del mercado mundial de instalaciones, está claro que la fabricación europea solo contribuye a una fracción de la demanda de instalaciones fotovoltaicas de los continentes, al tiempo que mantiene un alto nivel tanto en términos de huella climática como de calidad. En base a la situación actual del mercado, existe una excelente ventana de oportunidad de 2 a 4 años para reconstruir una cadena de valor de fabricación fotovoltaica competitiva, debido a un cambio tecnológico global de las células PERC, a otras tecnologías como la heterounión o las células TOPCON.
La combinación de los objetivos del Pacto Verde Europeo, un entorno posterior a Covid-19 y el Fondo de Recuperación y Resiliencia de la UE (RRF) crean oportunidades únicas para que Europa fortalezca y restaure las cadenas de valor y las industrias fotovoltaicas.
Por lo tanto, ESMC aboga por que el RFF tenga en cuenta la industria fotovoltaica de importancia estratégica y refleje adecuadamente la fabricación fotovoltaica en los planes nacionales de recuperación y resiliencia, que deben presentarse a la Comisión Europea a finales de abril.
El apoyo propuesto por el FRR debe dirigirse hacia tres pilares clave: equipos e infraestructura de fabricación fotovoltaica, I + D y despliegue de nuevos productos, y fondos financieros especiales dedicados.
20 mil millones de euros (o el 3%) del financiamiento total de RRF garantizarían un avance real para la industria de fabricación fotovoltaica europea, lo que conllevaría todas las consecuencias positivas mencionadas anteriormente. Esto incluye, entre otras cosas, generar al menos 50.000 millones de euros en valor de recuperación para la fabricación local dentro del plazo de RRF hasta 2026.
Dado que la energía fotovoltaica es una solución limpia y poderosa para proporcionar empleo, crecimiento económico y seguridad energética europea, así como para abordar el cambio climático, la RRF podría catalizar una oportunidad real para un crecimiento acelerardo de la industria fotovoltaica en Europa.
Traducción: Equipo de Redacción SueloSolar
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