Los planes de la Unión Europea contra la crisis energética: demasiado poco, demasiado tarde
Las medidas de la UE deben sentar las bases para un mercado de la energía sostenible y 100 % renovable, de acuerdo con las leyes de acción climática ya vigentes y el Acuerdo de París.
Los ministros y ministras de Energía de la UE reunidos hoy en Bruselas finalmente están considerando medidas de emergencia para reducir las facturas de electricidad y calefacción. Sin embargo, Greenpeace advierte de que algunas de las medidas que se están discutiendo corren el riesgo de exacerbar el colapso climático, la pobreza energética y la guerra, y considera que los gobiernos deben priorizar a las personas más vulnerables este invierno, ahorrar energía reduciendo el desperdicio y la demanda, y pasar de los combustibles fósiles a las energías renovables.
El portavoz de Greenpeace UE, Thomas Gelin, ha declarado: “La crisis energética que Europa enfrenta ahora es solo el último capítulo de la larga y vergonzosa saga de injusticia e inestabilidad global causada por los combustibles fósiles. Los ministros y ministras de la UE deben proteger de inmediato a quienes más sufren los altos precios de la energía y evitar que los contaminadores obtengan ganancias obscenas. Pero estos pasos para abordar la disfunción del mercado son un mínimo. Lo que claramente tiene que suceder es poner fin a la era de los combustibles fósiles para siempre, y tomarse en serio la reducción del desperdicio de energía, por ejemplo con un programa masivo de aislamiento de viviendas, y reducir el nivel general de demanda de energía para que tengamos la oportunidad de resistir los estragos de la crisis climática en Europa y en todo el mundo”.
Ha pasado menos de un año desde que los ministros de energía de la UE celebraron otra reunión de emergencia para tratar de evitar que el aumento vertiginoso de los precios de la energía pusiese en dificultades a toda la UE el invierno pasado. Pero la reunión de octubre de 2021 terminó sin ninguna acción concreta, y desde entonces la UE, y España en particular, ha redoblado sus errores pasados respondiendo a la última invasión rusa de Ucrania dando luz verde a megaproyectos fósiles, etiquetando algunas inversiones en gas y nucleares como "sostenibles" , cortejando a regímenes autocráticos para comprar su gas, quemando más carbón, apresurándose a construir nuevas infraestructuras de gas y reabriendo proyectos de Gas Natural Licuado (GNL), a pesar de la limitación del precio al gas en la península ibérica, una medida que demostraba que es posible actuar sobre el mercado eléctrico.
Contrariamente a la retórica verde de los representantes políticos, datos recientes de la Agencia Internacional de Energía y de la OCDE muestran que los subsidios globales para la industria de combustibles fósiles en realidad se duplicaron en 2021 [1].
El marketing de los contaminadores ha venido acompañado de vagas promesas de compensar el aumento de las emisiones de carbono en algún momento en el futuro mientras vivimos sequías récord en Europa, China y África Oriental e inundaciones apocalípticas en Pakistán. Y todo esto ocurre sin que los precios bajen para los hogares más pobres de la UE, que se verán obligados a hacer una elección inhumana entre calentarse o comer este invierno.
Próximos pasos
Los ministros y ministras en Bruselas están discutiendo hoy varias opciones, que van desde reducir la demanda de electricidad en las horas pico hasta gravar los ingresos extraordinarios de las empresas energéticas para que los gobiernos los redistribuyan a los hogares y empresas vulnerables, reforzar la liquidez de las empresas de servicios públicos y establecer un precio tope del gas ruso. Algunas medidas, como desvincular los combustibles fósiles del resto del mercado de la energía, reducirían rápidamente las facturas promedio y alentarían a los y las clientes a cambiarse a proveedores de energía renovable más baratos y limpios. Otras, como reducir el precio del carbono a través del sistema de comercio de emisiones de la UE, incentivarían un mayor uso de combustibles fósiles y continuarían permitiendo que los contaminadores obtengan ganancias récord con esta crisis.
Greenpeace pide a los ministros y ministras que piensen más allá de la emergencia actual e inviertan en una resiliencia real que apoye a las personas y al planeta tanto a corto como a largo plazo. Las medidas deben diseñarse de manera que sienten las bases para un mercado de la energía sostenible, de acuerdo a las leyes de acción climática de la UE. Esto significa reducir y gestionar la demanda de energía, permitir la electrificación generalizada de sectores como la calefacción y el transporte, sin que haya un aumento insostenible y costoso del consumo de electricidad total. Cuando sea necesario tomar decisiones de restricción del consumo, los grandes usuarios de energía, como la industria pesada, deberían verse obligados a reducir su consumo antes que los hogares. Las energías renovables deben ser asequibles para los consumidores y atractivas para los inversores. Finalmente, los gobiernos deben gravar las ganancias obtenidas por las empresas de energía en general, y las empresas de combustibles fósiles en particular, y utilizar los ingresos para ayudar a los hogares y las pequeñas empresas en dificultades a poder pagar sus facturas de energía y a cambiar a energías más ecológicas.
Si los gobiernos pueden ponerse de acuerdo hoy sobre el camino a seguir, se espera que la Comisión presente más detalles en el discurso anual sobre el estado de la Unión de la presidenta, Ursula von der Leyen, que tendrá lugar en el Parlamento Europeo el miércoles 14 de septiembre.