Estafas de muchos voltios.
Resulta curiosísimo, pero la realidad es que lo que les voy a contar en estas primeras líneas ha pasado prácticamente desapercibido para la mayoría de la ciudadanía de este país.
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Efectivamente, son muy pocos los medios de comunicación que se han hecho eco de la noticia de que la Comisión Nacional de la Competencia ha sancionado hace unos días a Endesa con dos multas de un total de 23 millones de euros por aprovecharse de su dominio en el mercado, distorsionar la competencia y cobrar a sus clientes indebidamente. Pero esto no es nuevo, ya que el año pasado la misma eléctrica fue penalizada con 26,61 millones por formar un cártel con otras cuatro empresas del sector y además Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa, HC Energía, Eon y la patronal UNESA tuvieron que afrontar un castigo de 61,2 millones por pactar precios y estafar al consumidor.
También la pasada semana el Tribunal Supremo confirmaba, tras una pelea judicial de cinco años, que Iberdrola deberá pagar una multa de 38 millones de euros impuesta por la CNC por abuso de posición de mercado. Pero es más, esta misma empresa acaba de ser de nuevo penalizada, esta misma semana, con una nueva sanción de 10,68 millones de euros por el traspaso de clientes desde la comercialización de último recurso hasta la del mercado libre. Como pueden comprobar, son unos angelitos. Acuden a las trampas una y otra vez conocedores de que si los cogen pagarán una minucia al lado de las ganancias multimillonarias que les procuran esas prácticas ilícitas.
Y andan además eufóricos. Enfervorizados por la llegada del PP al poder no cesan en los últimos días de presionar para hacer posible la ejecución del programa energético de FAES que ellos mismos redactaron. Bueno, ellos y los que hoy son responsables del IDAE (el pro nuclear Fidel Pérez Montes) y de la Secretaría de Estado de Energía (Fernando Martí), sin olvidarnos del propio Aznar, asesor de asuntos internacionales de Endesa y Luís de Guindos exconsejero de la misma compañía. Así aparecen continuamente en los medios de comunicación pidiendo que se detenga la inversión en renovables; que se suban las tarifas para cubrir el fuerte déficit que dicen soportar, a pesar de que España es el tercer país europeo con la energía más cara; que se pare en seco el desarrollo de las energía solares con preasignaciones o sin ellas; que se penalice el consumo eléctrico excesivo (en realidad una subida encubierta) y que se eliminen los costes de interrumpibilidad y la financiación de los planes de ahorro; que se establezca una moratoria para inversiones en gas innecesarias, que no es otra cosa que suprimir los peajes que les suponen los costes de inversión y explotación de las infraestructuras del sistema de almacenamiento y distribución del gas, para que los paguemos todos…
Pasando por alto que la UE acaba de señalar que España es el país europeo más contaminante, el gobierno del Partido Popular y el brazo ejecutor de José Manuel Soria apoyan a las eléctricas en su peligroso juego – lógico, lo diseñaron conjuntamente- y escenifican una apuesta decidida por las nucleares, por las extracciones masivas de crudo en nuestros mares y por eliminar las primas a las renovables, propinando al sector un hachazo de incalculables consecuencias. Por cierto, ante la excusa de que las subvenciones a las renovables son las causantes del déficit eléctrico (tramposo, adulterado, sin tener en cuenta el beneficio sobrevenido de más de 3.000 millones de las nucleares y las hidroeléctricas y los otros tantos por los costes de la transición a la competencia… ), la agencia de calificación Standard & Poor’s ha salido al paso afirmando que ese no es el motivo y que en cualquier caso solo “aliviará ligeramente” la presión sobre el déficit. También el presidente de Abengoa ha dejado claro que la energía termosolar ha recibido, hasta 2011, 605 millones de euros, lo que representa el 2% de la cantidad acumulada del déficit tarifario, mientras, como dice el Cluster Ricam, sólo en Canarias el gobierno español subvenciona a las centrales térmicas de Endesa con 1.300 millones de euros, siendo aquí las renovables mucho más baratas. Igualmente un estudio de Deloitte confirma que las energías renovables no solo no han provocado déficit de tarifa en los últimos cinco años sino que, al contrario, han procurado un ahorro neto al sistema de 9.173 millones de euros y la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) sostiene que el empleo de renovables y otros elementos correctores, que pasan por eliminar ineficiencias y optimizaciones del sistema, ahorrarían 6.800 millones al año.
Y mientras confirman el magnicidio a las renovables, asistimos desarmados a la escasez real y geoestratégica del petróleo y el gas y al aumento imparable de sus precios, notablemente superior al conjunto de las primas concedidas a las renovables: solo en el 2011 el precio de las importaciones de gas y petróleo se ha elevado en un 30% en España. En su informe “El precio del petróleo y su efecto potencial”, el Banco de España acaba de confirmar que esta situación afecta gravemente al crecimiento español, haciéndose notar en la productividad, el stock de capital y en el desempleo estructural. En Canarias, los empresarios expresaban su preocupación hace muy poco porque el alza de precios amenaza la recuperación de nuestra economía.
Estamos presenciando una huida hacia delante, de gravísimas consecuencias, de las eléctricas y sus cómplices políticos. Dependemos cada vez más de los combustibles fósiles y agravamos nuestra subordinación energética; anulamos la creación de un tejido industrial innovador; quebramos la primacía mundial de España en investigación, desarrollo e implantación de energías limpias; renunciamos a la creación de un importante nicho de empleos y se manda al paro a miles de trabajadores; echamos por tierra uno de los sectores más dinámicos de nuestra economía; potenciamos la emisión de contaminantes, lo que crea graves problemas de salud y gastos sanitarios, ocasiona muertes y potencia el cambio climático…
Frente al interés general constatamos el enorme poder de las eléctricas (muchas de ellas extranjeras y con capital público de otros países) sobre el Gobierno, el Partido Popular y, desgraciadamente, sobre una parte importante de los partidos políticos españoles. Temen perder su posición de poder, que se democraticen las energías, que una tercera revolución industrial los ancle en el pasado… Menos mal que estamos en el Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos (lo digo por terminar con un poquito de humor).
Antonio Morales Méndez
Alcalde de Agüimes