¿Cómo funciona y beneficia el Mercado Eléctrico al Oligopolio en España?

En este mercado, el comportamiento del Oligopolio eléctrico es el responsable del déficit de tarifa, de lo cual son reflejo sus espectaculares ingresos.

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Para poder comprender el funcionamiento del Mercado Eléctrico en España consideraremos:

- su funcionamiento,
- cómo este afecta a la factura de la electricidad,
- por qué está subiendo ahora esta tarifa,
- qué es el déficit de tarifa,
- cómo encaja el flujo de la energía en el esquema eléctrico.

En primer lugar, y con respecto de la preservación del medio ambiente  resultan necesarias ciertas consideraciones de "ecologismo social" cuando se habla del mercado de la energía o de sus costes.

El precio de la electricidad  -y de la energía en general- es artificiosamente bajo porque no incluye costes efectivos que están ocultos, como los costes ambientales y de salud pública, los sociales…que, cual hipoteca, pagamos toda la sociedad actual y futura. De hecho, la omisión de costes supone una subvención encubierta, de tácita aceptación por los poderes y que deviene en una ilegal práctica de Venta a Pérdida.

Esto afectaría directamente a las fuentes de energía más contaminantes y que tienen más impacto sobre nuestro medio ambiente, y no así a las energías renovables, perjudicadas por la Competencia Desleal que supone la subvención de hecho y a fondo perdido para quienes no dudan en esquilmar el Planeta de forma egoista e insostenible.

Teniendo en cuenta los costes reales, y sin considerar los inmensurables e irreparables y frecuentes catástrofes inducidas de las que a veces se permite el conocimiento, las energías renovables no suponen el problema que se esfuerzan en calificar como antieconómico, sino como la solución global contra el despilfarro y el abuso de Posición Dominante que impide el progreso de las empresas en libre competencia y el bienestar del Planeta.

Funcionamiento del Sistema Eléctrico.

Imagen 1- Flujo físico de la energía

Las centrales nucleares, presas hidráulicas, plantas eólicas, plantas fotovoltaicas, termosolares, centrales de ciclo combinado, etc., generan energía eléctrica y la vuelcan a la red de transporte  que es gestionada por la empresa -20% de titularidad pública- Red Eléctrica de España.

Esta red de transporte para alta tensión permite el viaje de grandes cantidades de energía eléctrica de una parte a otra del País, muchas veces recorriendo miles de kilómetros (40.233 Kms. al final de 2011) con las consiguientes pérdidas inherentes (10%). Es el caso de Madrid, cuyo ámbito constituye un gran centro consumidor sin apenas generación autóctona, como se puede ver en la Imagen 2, a continuación.


Imagen 2- Distribución de la generación-consumo en España.

Una vez trasladada la electricidad acercándola a los puntos de consumo, se arriba a la red de distribución mediante un transformador de tensión que convierte convenientemente aquella alta  en media o baja tensión, permitiendo así que la electricidad pueda llegar y utilizarse en los puntos de consumo, como fábricas, industrias(en alta y media tensión) y  en baja tensión para todo el sector residencial y terciario de servicios, como bares, comercios, tiendas…

Por otra parte, existe un flujo “administrativo” de la energía denominado como Mercado Eléctrico que permite a las distintas empresas generadoras de electricidad acudir a él para ofertar su energía producida, normalmente de un día para otro, aunque también hay mercados para operaciones dentro del mismo día o de ajuste.

En este mercado, las empresas productoras ofertan cantidades de electricidad para abastecer en un momento determinado; por su lado, los consumidores a través de empresas comercializadoras acuden también a este mercado eléctrico demandando cantidades de energía prevista para determinadas horas.

Cuando el mercado eléctrico se liberalizó en 1997 el sector se dividió por la obligación impuesta de desagregar a las empresas monolíticas, que pasaron de controlar todo el ciclo de la energía (o gran parte de él) a "solo una parte", ya que tuvieron que separar sus actividades de generación, transporte (que quedó en manos de Red Eléctrica de España), distribución y de comercialización.

La distribución, por su parte, continuó quedando en manos de los oligopolios naturales que existen atendiendo a la distribución geográfica, aunque no parece muy eficiente mantener cinco distintas redes de distribución en el mismo espacio geográfico.

La operativa resulta muy similar al funcionamiento de las empresas de telefonía, donde cualquiera podemos contratar con una compañía y esta a su vez compra anchos de banda a otras compañías con red propia.

Con las comercializadoras de electricidad ocurre de igual forma, es decir, aunque no alquilan las líneas, hacen ofertas, gestionan contratos y compraventas en el mercado eléctrico; posteriormente, pagan por el uso de la red a las compañías distribuidoras y a la Red Eléctrica Española; y finalmente, compran la electricidad en el mercado eléctrico.

En cuanto a la generación de energía hemos de decir que actualmente  proviene en su mayoría de energías fósiles altamente contaminantes y peligrosas, como el carbón y la energía nuclear, aunque cada vez adquieren más peso las provenientes de las energías renovables (30-35%).

Respecto de la mecánica de funcionamiento del Mercado Eléctrico , este lo integran las distintas ofertas que las diferentes empresas han ido realizando, ordenándose de menor a mayor precio las mismas, a excepción de la energía nuclear que siempre tiene un coste cero ya que no resulta posible parar/iniciar su producción de un día para otro; y de las energías en régimen especial (energías renovables y cogeneración) a las cuales también se les asigna un coste cero al suponerlas beneficiosas para la sociedad, recibiendo ayudas hasta que lamentable y sorpresivamente el Ministro Jose Manuel Soria instauró en España la moratoria en renovables.

Tras estas excepciones entran las ofertas del resto de tecnologías: ciclos combinados, térmicas de fuel y carbón… en orden también de menor a mayor coste.

Por otro lado, están las demandas de energía.

Para casar oferta y  demanda finalmente se llega al nivel en el que coinciden ambas, y que se denomina precio del pool, es decir, el precio de la electricidad en el mercado. Este precio será el que finalmente cobren todas las empresas que ofertaron, desde la más barata hasta la más cara. 

El precio del pool.

Es muy variable, al depender de muchos factores, como la demanda, el viento, el agua disponible en los embalses… pero puede oscilar desde los 25-40€ hasta los 65-70€ el MW/h, aunque la media se sitúa entorno a los 60€ el MWh, o la cifra equivalente que se puede ver en las facturas de la electricidad de los consumidores, de 0.06€ el kWh.

Pero aparte de este precio así fijado, hay otra parte que hemos de pagar por la energía, y que son los denominados costes de acceso.
Estos costes se utilizan para pagar la red de transporte a Red Eléctrica de España, la red de distribución a las distribuidoras, retribuir a las entidades que gestionan el mercado eléctrico, satisfacer las primas del régimen especial, compensar a las grandes empresas promotoras por la moratoria nuclear, cubrir el déficit tarifario…

Dichos costes los estima cada año el Gobierno y reparte entre los consumidores, por lo que todos pagamos en la factura eléctrica:

Es decir, la diferencia que existe entre los 0.06€ kWh que cuesta la energía como se ha visto anteriormente hasta los 0.16-0.18€ kWh que es lo que realmente pagamos en la tarifa eléctrica.

Los "Beneficios caídos del cielo", o windfall profits.

Se producen al entrar las distintas ofertas de energía en el mercado eléctrico al mismo precio, independientemente de si les ha costado más o menos producirla

Su incidencia es muy relevante sobre todo con las centrales hidroeléctricas y las nucleares, las cuales están a día de hoy más que amortizadas y contabilizan costes mínimos de mantenimiento.

Las subvenciones ocultas.

Otro aspecto importante lo constituyen los costes de acceso que no son iguales para todos los consumidores; es decir, los consumidores en baja tensión: consumidores domésticos, pequeños comercios, etc… tenemos unos costes de acceso extremadamente elevados (0.10-0.12€ kWh) si los comparamos con los consumidores en alta tensión(0.04-0.06€ kWh): industrias, fábricas…Esto supone que los consumidores en baja tensión están subvencionando a través del recibo de la luz a los consumidores en alta tensión, que además son consumidores de una gran cantidad de electricidad.

Si los consumidores de alta tensión hubiesen pagado un precio razonable por la electricidad (y los costes de acceso hubiesen estado bien repartidos) en el año 2011 se podrían haber obtenido unos 1500 millones de € adicionales (en esta cifra se tendría en cuenta que para los consumidores de alta tensión no habría costes de distribución ya que en alta tensión es necesaria menos infraestructura), lo que hubiese ayudado directamente a mitigar "el déficit tarifario”. 

El déficit tarifario.

El Gobierno cada año realiza una estimación de lo que va a costar y cómo se van a repartir los costes de acceso regulados para cubrir el déficit de tarifa, pero esto al fin y al cabo es una estimación por lo que puede acertar o no.
Como normalmente no acierta, se generan unos defectos teniéndo por ello que pagar “un poquito más”.

La falta de acierto genera dos situaciones: cuando ocurre y posteriormente se reconoce, se produce el denominado “déficit ex post”; o, por ejemplo, cuando en el año 2007 el Gobierno decide que tras hacer la estimación no se va a recaudar todo lo necesario para cubrir esos costes, de forma que se generó el “déficit ex ante”.

La entrada en escena de intereses políticos provocó que antes de conocer el déficit se acordara que este habría de ser de 3000 millones de € (ya que sería impopular subir el recibo de luz y no se quería que los ciudadanos estuviesen en pie de guerra y con ello perder votos en las siguientes elecciones). Gabinete tras gabinete, los diferentes Gobiernos siempre han postergado el tema de gestionar ese déficit, terminando por culpabilizar injustamente de ello a las energías renovables para de este modo lograr su páralisis y detener la llegada de la Grid Parity ó Paridad de Red, beneficiando con ello únicamente a los oligopolios dominantes.

El déficit tarifario existente a día de hoy se cifra en unos 24000 millones de €, pues año tras año se han ido acumulando cantidades de entre 3000 y 5000 millones de €.

Resulta paradójico el contraste de este creciente déficit del Estado con respecto a los incesantes beneficios que vienen obteniendo las grandes eléctricas; y es que precisamente ese déficit procede de la parte de distribución que se deja de pagar y que es lo que reclaman, así como de la actividad de generación que recoge los gastos del sistema de asignación.

En la actualidad los costes regulados se cifran entorno a 16000 millones de € , de los que  el sistema de tarifas y primas al régimen especial suponen 6000-7000 millones de €, de forma que el grueso de los costes de acceso son causados por las energías No renovables.


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