¿Qué pinta España en la Cumbre del Cambio Climático de París?

España, el país de la moratoria de las energías renovables y del no fomento del autoconsumo fotovoltaico pretende lograr un acuerdo global para las emisiones de CO2.

Por todo es sabido que España es uno de los países que no va a poder cumplir su compromiso de disminución de emisiones para 2020. De hecho la Agencia Europea de Medio Ambiente considera que ni siquiera estamos en camino para ello.

La elevada dependencia energética exterior de nuestro país, del 73 % frente al 53 % de la Unión Europea, junto con la elevada intensidad energética, un 87 % frente al 69 % de la Unión Europea, nos muestra un modelo energético sumamente ineficiente que requiere de un cambio radical. La Democracia del PP y PSOE es la responsable de ello. En España no gobierna el Pueblo, sino los oligopolios como es el de UNESA, y sus puertas giratorias.

La dependencia energética del exterior no solo nos hace vulnerables geoestratégicamente, sino que además implica un serio quebranto económico para nuestra balanza comercial.

El gasto en importación de petróleo y gas en 2014 ascendió a 38.071 millones de euros. Hay un importante riesgo para nuestra economía derivado de la evolución del precio de estos combustibles en el marco del peak oil.

En 2004 el barril Brent se situaba en torno a los 30 dólares, y hoy está en 63,5 dólares el barril. A lo largo de este tiempo ha habido oscilaciones que han llegado hasta los 140 dólares el barril.

Las previsiones de los analistas es que de aquí a diez años habrá oscilaciones que pueden llegar a 200 dólares barril.

Así, con los datos sobre la mesa, parece que es imprescindible y urgente iniciar un cambio de modelo energético basado en el ahorro, la eficiencia, las energías renovables y un sistema de gestión eléctrico más democrático.

No lo decimos nosotros, la comunidad científica mundial es contundente respecto a esta necesidad y los organismos internacionales también lo han expresado claramente.