Bruselas decanta la balanza en la guerra entre las empresas eléctricas y las renovables, a favor de las últimas.

Frente a lo que se lleva diciendo desde hace tiempo por los defensores del Oligopolio de que las energías renovables son: las que aumentan el déficit, que hay una sobreproducción, que no son estables, que no tienen capacidad para sustentar a un país industrializado…

Un diagnóstico realizado por la Comisión Europea sobre el sector eléctrico español contradice todos esos argumentos de los detractores de un modelo energético basado en energías renovables. En este diagnóstico se revela que Bruselas:

• No está de acuerdo con la moratoria impuesta a las energías renovables españolas por el Gobierno.
• Cree que se paga demasiado por las centrales nucleares y centrales hidráulicas, que ya están amortizadas.
• Opina que las subvenciones para el carbón son ineficientes y contraproducentes ya que van en contra de los intereses del medio ambiente.
• Considera que sigue siendo ineficiente e incompetente el sistema de tarificación eléctrico español, lo que le lleva a acumular un déficit de tarifa entorno a los 24.000 millones de euros. Además, achaca precisamente este déficit tarifario en una parte, a favorecer una compensación excesiva de infraestructuras como: las centrales nucleares y las centrales hidroeléctricas; y a las subvenciones ineficientes al carbón.
• Entiende que por todo lo enunciado anteriormente se está obstaculizando el crecimiento económico, ya que pese a ello no se han disminuido los precios.

Tras estas conclusiones, la guerra librada últimamente entre las eléctricas tradicionales (Endesa, Iberdrola, Gas Natural, agrupadas en la patronal Unesa) y las renovables (Acciona, Abengoa con apoyo de grupos como la Fundación Renovables y los ecologistas), se resolvería a favor de estas últimas.

Aunque las primeras ganaron la primera batalla ya que obtuvieron la moratoria (RD 1/2012, del 27 de enero de 2012) impuesta por el Gobierno, en la que se procedía a la suspensión de los procedimientos de preasignación de retribución y a la supresión de los incentivos económicos para nuevas instalaciones de producción de energía eléctrica a partir de cogeneración, fuentes de energía renovables y residuos; donde afirmaban que el déficit era debido a las  generosas primas que se les otorgaban a las energías renovables (6598 millones de euros en 2011).

En esta línea, hay que añadir que las empresas de energías renovables acusaron a las centrales nucleares e hidroeléctricas de haber estado cobrando de más a sus consumidores, ya que por ejemplo las centrales nucleares ofertan a precio cero la energía pero acaban cobrando lo que fija el mercado, y es que desde 1997 el sistema de fijación de precios de la electricidad establece que todas las centrales cobran al precio de la última tecnología necesaria para cubrir la demanda de electricidad en cada momento, por lo que obtienen unos suculentos beneficios.

En cuanto a las centrales hidroeléctricas, estas han tenido concesiones durante décadas y no pagan por el agua que utilizan en su proceso de producción de electricidad, por lo que en años húmedos sus beneficios son cuantiosos. Estos beneficios aumentan además por las subvenciones cruzadas que existen desde hace años por la mala regulación de la tarifa eléctrica. Por lo que está claro que hay una falta de transparencia y de objetividad en el mercado eléctrico español, y que ello  pasa factura.

Las conclusiones a las que llega este diagnóstico llegan en un momento clave para la situación energética española ya que el Ministro de Industria, José Manuel Soria, estudia una regulación para detener el déficit, en la que no se sabe si pondrá algún tipo de impuesto o de rebaja a la remuneración de las nucleares e hidroeléctricas. Quizás este informe le ayude a vislumbrar lo que tiene que hacer.

No fue así como ocurrió con la moratoria, imputada desde la Comisión Europea por frenar el desarrollo del sector renovable en España, pionero en 2011; así como de detener las inversiones. Además, todo esto conllevará a que sea difícil alcanzar los objetivos energéticos y climáticos en el marco de la Estrategia Europa 2020, al igual que también provocará un incremento en la dependencia del país por la energía importada (actualmente esta tasa se cifra en un 79%, muy superior a la media de la Unión Europea).

Por todo ello, Bruselas se une al llamamiento que desde hace tiempo vienen haciendo las empresas del sector de las energías renovables, centrado en una simplificación de los procesos administrativos y en la eliminación de obstáculos.