En un evento reciente, diferentes directivos de países latinoamericanos muestran su apoyo por una política que impulse el desarrollo de energías renovables para combatir la pobreza de la población de sus respectivos países.
Las energías renovables no convencionales no solo sirven para evitar efectos dañinos al medio ambiente, sino que también están siendo una medida eficaz para poder acercar el abastecimiento energético a las millones de personas que viven en la pobreza en Latinoamérica.
Es este el motivo principal que ha ocupado el reciente encuentro llamado “Intercambio de experiencias en energías Renovables y Eficiencia Energética para zonas rurales de la Región Andina” que se realizó en el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en Colombia.
Por eso, los directores de los ministerios de energía, Agricultura, Ambiente y Vivienda de Bolivia, Colombia, Ecuador y el Perú vinculados al Programa Alianza en energía y Ambiente (AEA) y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia (MAEF) siguen apostando por el desarrollo de energías no convencionales para superar la pobreza.
Actualmente, se cifra en unos 40 millones de personas las que no tienen acceso a la energía y mediante este tipo de energías se podría suplir esta necesidad que condiciona todos los aspectos de la vida humana y puede condenar a las personas a unas condiciones pésimas de calidad de vida. A esto se refirieron los directores participantes en el evento que coincidiendo con el “Año Internacional de energías para todos” declaraban que “la falta de energía e infraestructura condena a la pobreza a muchos pobladores del campo si se tiene en cuenta que los servicios energéticos tienen un profundo efecto en la generación de oportunidades, productividad, salud, Educación, seguridad alimentaria e hídrica y los servicios de comunicación. Solo en Bolivia se gastan 60 millones de dólares anuales, en mecheros, queroseno, velas, pilas, etc.”
De esta forma, se evita la generación de gases de efecto invernadero y también es una forma de tener acceso seguro a la energía.
En el caso concreto de Perú, su representante Roberto Gonzales, comentó el gran esfuerzo que se está haciendo en su país con el programa Hábitat Rural del Ministerio de Vivienda para trabajar los problemas de las viviendas rurales, así como el impulso que se está realizando a una legislación inclusiva con la población más necesitada.
Para este proyecto, se sirven de energías renovables no convencionales como: la minihidráulica, solar y la eólica.
En la liquidación 10/2024 del sector eléctrico se ha producido una desviación transitoria entre ingresos y costes de casi -1.194,58 millones de euros.
Los precios negativos, saturación del mercado y congestión de la red plantean grandes desafíos para el desarrollo de las energías renovables. Diversificación de la cartera de ingresos del mercado, geografías y tecnologías pueden mitigar los riesgos.