El sector eléctrico español es intencionadamente ambigüo.

D. Jorge Fabra Utray, exconsejero de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) y fundador de "Economistas Frente a la Crisis", en las jornadas celebras recientemente por ANPIER  bajo el nombre “Hacía un nuevo modelo energético en España” explicó varios temas que envuelven al por qué no entendemos lo que pagamos en el recibo de la luz.

En primer lugar, D. Jorge Fabra se solidarizó con el resto de contribuyentes españoles afirmando que el tampoco entiende el recibo de la luz, entendiéndose este el papel que recibimos en nuestras casas.  A su vez, comentó otra cosa que le llamaba la atención que es que él siendo un consumidor domestico acogido a la tarifa de ultimo recurso (TUR) en su factura se le sitúa con un consumo más “oscuro” que la media del país, que también está en la misma situación, respecto al “arco iris” que se presenta en dicha factura para saber cómo de “verde” o de “negra” es la factura de los consumidores.  Entonces, planteó como es esto posible, si en la factura que todos pagamos están las primas y la retribución de las energías renovables en la proporción que corresponde, y por ese motivo, el color del consumo de todos los contribuyentes debería situarse en la media y nunca por encima de ella.

Este ejemplo, fue una muestra de D. Jorge Fabra para plantear la primera cuestión que todo el mundo debería hacerse, y que muestra, en su opinión, la evolución perversa que ha sufrido el sector eléctrico para alterar esa cosa “rara” que ya es de por sí la electricidad.

Para contestar a esta cuestión, D. Jorge Fabra explicó: “mi consumo es un poco más negro, según lo que me dice el recibo de la luz que me llega  de la compañía comercializadora de último recurso que me vende la electricidad, sencillamente porque esa comercializadora me vende esa parte de la energía, aunque yo pague todo el coste que está incluido en el mix energético, es decir, también lo que consumo de energías renovables. Pero parte de esas energías renovables las comercializa aparte, en una especie de mecanismo virtual totalmente contrario y que no se compadece con la física de las cosas, donde se lo vende a otros que quieren creerse que están comprando una energía que tiene una procedencia determinada.  Como deduzco desde el punto de vista físico, que no lo tiene, ya que  no podemos determinar si el de al lado apaga o enciende la luz y que de eso,  varíe inmediatamente su composición,  porque las leyes de la física harán que haya un cambio tanto en la topología del consumo como en la topología de la generación, y por lo tanto, cualquier decisión que tome un tercero alterará el mix energético que nosotros estamos consumiendo ahora mismo. Esto es imposible. Y  es que esto, junto con que a partir de la Ley de 1997 con la que supuestamente se liberaliza el suministro de la energía eléctrica, ha ido produciendo una especie de financiación, que es el palabro que se me ocurre para explicar lo que sucede en el sector eléctrico, hace que se haya  ido olvidando si la electricidad es un bien o un servicio”.

Y es que en opinión de D. Jorge Fabra, esta confusión también es obra de las empresas que manejas el sector eléctrico, porque para la gente es muy complicado pensar que la electricidad es un bien porque su existencia es prácticamente nula desde que se genera hasta que se consume, como va a la velocidad de la luz  su existencia es prácticamente inaprensible, y por eso se parece más un servicio, hasta en las clasificaciones internacionales sobre la energía eléctrica no se sabe como denominarla. Ser el propietario de la energía eléctrica es imposible porque no tiene existencia temporal significativa; se puede ser propietario de una central, se puede ser propietario de las instalaciones que consumen la electricidad,… pero ser propietario de algo que se consume en el mismo instante en el que se produce es algo muy complicado, y por eso, también es muy complicado hablar en términos de propiedades en el tema de la energía eléctrica.

Siguiendo esta línea añadió que: “Pero este concepto de propiedad de la energía eléctrica, es decir, que las empresas generadoras de electricidad son propietarias de lo generado hasta que entra en las instalaciones del consumidor, aunque no sea verdad pues no se puede ser propietario de algo  que no existe, les ha llevado a la financiación de su  sector, es decir, a una especie de gestión virtual. Esto es un cambio en la cultura de los empresarios, quienes ahora están pensando más en todos los aspectos financieros que rodean a cualquier actividad  que en las inversiones que se realizan a altos costes, y con ellas, las equiparaciones a largo plazo. Por eso, necesitan una enorme prudencia y una enorme estabilidad en la gestión y en el entorno que rodea a sus decisiones.  Porque, ¿qué es lo que ha hecho que los empresarios eléctricos hayan sido grandes empresarios históricamente? ¿O de usos innovadores?  Que han tenido una conciencia muy clara de que su industria y sus inversiones necesitaban entornos estables y muy poco especulativos. Pero, la Ley de 1997 cambia completamente la cultura del sector, y por eso estamos realmente en una situación donde la cultura de los grandes industriales, los grandes promotores y los grandes innovadores que empezaron a aprovechar la energía cinética del agua con fines eléctricos, ha ido cambiando de una forma radical hasta finalizar en  otro tipo de empresarios que tenemos hoy en día, quienes ahora piensan más en otro tipo de gestión financiera y virtual de este sector.”, explicó D. Jorge Fabra.

El exconsejero de la CNE cree que “el resultado de todas estas cosas es lo que complica que se entienda el recibo de la luz, ya que algunas de dichas cosas son estrictamente virtuales que no corresponden a la realidad. Y es que el recibo de la luz es, una traducción, un instrumento recaudatorio de los costes reconocidos al suministro de energía eléctrica y un instrumento para recaudar de los consumidores los costes de la energía, de transporte, de distribución, y de otros costes que se han ido añadiendo a todo el proceso de suministro”.

Otro concepto ambiguo en opinión de D. Jorge Fabra, es el de la figura del comercializador y los conceptos de mercado mayorista y mercado minorista al señalar que: “Cuando los ciudadanos piensan en el mercado minorista de la electricidad lo asemejan a un comercializador minorista, por ejemplo del sector de las frutas y verduras, donde lo tienen claro. Entonces, se preguntan qué es el mercado minorista de la electricidad, a qué mercado va a comprar la electricidad, a qué hora y a dónde la lleva para que nosotros la compremos…y cómo la electricidad no hace falta que nos la traigan, pues resulta difícil entender este mercado. Por otra parte, se ha eliminado la función de venta del distribuidor, apareciendo la figura del intermediario, intentando transplantar esquemas de otros sectores convencionales que han demostrado que son eficaces, al sector eléctrico, y así, lo único que han hecho es alterar la realidad de las cosas. Porque, finalmente, porque tenemos que pagar: la distribución, el transporte, la generación, eso está clarísimo; pero, ¿tenemos que pagar entremedias a un comercializador?. Porque, además, de repente nos aparece que, a pesar de que el consumo de la energía es instantáneo y no lo podemos almacenar, tenemos que pagar conceptos que están ligados al mundo financiero que son: las primas de riesgos que implican los plazos, los intermediarios que compran y venden energía eléctrica sin tenerla y luego tienen que ir a comprarla pero no la pueden comprar de antemano porque obviamente la energía eléctrica se consume en el mismo momento en que se genera,…, es decir, estamos en una situación de enorme confusión. Esto es una de las cosas que hace que no se entiendan entre otras cosas conceptos como el déficit tarifario, que en mi opinión se encuentran muy pocas personas que realmente lo acaben de entender”, concluyó D. Jorge Fabra.