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Los ciudadanos que en el Balance Neto quieran generar su propia energía, tendrán sus claros enemigos.

7-6-12. Jorge Gaupp-Berghausen Pérez
jueves, 7 junio 2012.
Jorge Gaupp-Berghausen Pérez
Los ciudadanos que en el Balance Neto quieran generar su propia energía, tendrán sus claros enemigos.
Existen muchos actores naturalmente hostiles que tratan y tratarán de que fracase la regulación del balance neto fotovoltaico ó minieólico en España en contra de la democratización de la energía, y a favor de la Dictadura del Oligopolio eléctrico.

Entre los actores naturalmente hostiles al desarrollo del Autoconsumo por Balance Neto en España, y que en otros Países con desarrollos de net metering ó generación distribuida no amenazan, nos econtramos con:
1.- Compañías productoras de materias primas utilizables en las fuentes de energía tradicionales.
Este grupo incluye los siguientes sectores: minería de carbón, extracción y refino de petróleo, extracción de gas y extracción de uranio. Son corporaciones, y como tales, persiguen que su beneficio económico no se vea reducido. En este caso, la promoción de energías renovables puede hacer disminuir la necesidad de la materia prima que ellos producen, produciéndose una merma en sus ingresos. La relevancia de estos actores será mayor cuanta más cantidad de materias primas extraigan en territorio nacional.

Un ejemplo de presión exitosa de una compañía productora de materia prima no renovable se dio en California a mediados de los años noventa del siglo pasado, cuando se introdujeron en el mercado varios modelos de coche eléctrico gracias a una política pública que obligaba a los fabricantes a producir una cuota determinada de estos productos. Compañías del sector petrolífero, como Exxon Mobil, presionaron exitosamente al parlamento de California para que derogara la ley, al mismo tiempo que llevaban a cabo otras acciones como comprar patentes de nuevos modelos baterías para coche eléctrico que luego no utilizaban.

Perú cubre el 35% de su energía con gas, y posee algunos yacimientos, por lo que hay empresas extractoras situadas en el territorio nacional que podrían contar con acceso al poder político y presionar en contra de una ley que promueva energías renovables.

2-. Compañías productoras de energía con fuentes tradicionales.
En general se trata de grandes empresas. La aparición de una política renovable que otorgue el control de la producción a otros actores va en contra de sus intereses como actor económico, pues supone para estas empresas perder cuota en el mercado de producción.

Esto ocurre principalmente en el caso de la regulación con balance neto, mientras que con otro tipo de regulaciones las propias empresas de fuentes tradicionales pueden sumarse más fácilmente a esta producción “verde” de venta a red, lo que no cambia tanto el reparto del mercado a corto plazo. Por otro lado, si el porcentaje de generación renovable aumenta rápidamente, estas empresas pueden perder inversiones realizadas a largo plazo en nuevas centrales de producción convencional que no obtienen demanda suficiente, como ha ocurrido en España recientemente con la rápida penetración de la energía eólica.

Además, tanto en el caso de España como en el de Perú se trata de empresas privadas con un alto grado de concentración. Tanto es así que se trata prácticamente de un oligopolio con demanda asegurada. Esta característica, junto con el hecho de que las comercializadoras principales suelen ser filiales de su propio grupo empresarial, permiten a estas empresas, en ausencia de una regulación efectiva, obtener beneficios extraordinarios (windfall profits) por sobreprecios en el mercado de venta a comercializadoras o “pool”.

Un modelo de generación distribuida con energías renovables como el que se propone en este trabajo supondría un cambio en los patrones de producción, de tal manera que el modelo de negocio de las empresas que se ha descrito se vería mermado al verse reducida inevitablemente la demanda de energía centralizada. Así, es difícil que las empresas productoras de energía habituales sean favorables a la regulación con balance neto.

3. Comercializadoras de energía habituales.
Estas compañías compran la electricidad en el mercado mayorista y la venden a los usuarios. Existen muchas compañías comercializadoras, pero las que afectan a la mayoría de los clientes suelen ser pocas. En concreto, en España tres compañías comercializan alrededor del 90% de la energía.

En Perú no hay tanta concentración, pero aun así tres compañías controlan el 49% del mercado. En este caso, las compañías comercializadoras pueden ser hostiles a una regulación renovable con balance neto por dos razones.

La primera es que las principales comercializadoras, como se vio en el epígrafe anterior, forman parte de los mismos grupos empresariales que las generadoras habituales, por lo que un cambio de modelo de negocio hacia las renovables perjudica a las primeras, y por ende a todo el grupo. La segunda razón es que la producción renovable con balance neto permite a los usuarios ser independientes energéticamente por un largo tiempo una vez amortizada la instalación, así como refractarios a posibles subidas de precio. Esto supone un mal escenario para las compañías comercializadoras, pues si bien podrían sumarse al negocio renovable instalando ellas los paneles solares, sería un negocio que iría menguando con el tiempo en vez de permanecer constante o crecer.

4. Académicos relacionados con las Fuentes de Energía Tradicionales. Independientemente de las conexiones que los académicos puedan tener con otros actores, cuando surge una nueva tecnología (como por ejemplo un conjunto de energías renovables) que tiene el potencial de imponerse a otras y restar su capacidad de despliegue (un ejemplo sería la energía de fisión nuclear), es normal que muchas de las personas que han dedicado su vida a aprender y enseñar cómo funciona la fuente de energía que pierde competitividad se resistan a su merma o posible desaparición futura, ya sea por desconocimiento de la nueva tecnología o por el hecho de que sus trabajos y su figura pueden perder relevancia y notoriedad en cuanto a que están vinculadas a esta tecnología. 

Lo mismo ocurre en el caso de investigadores de nuevas tecnologías de futuro que puedan perder importancia ante una alternativa más eficiente, como podría ocurrir la fusión nuclear o el “carbón limpio”. Un ejemplo claro de vinculación de un sector de la academia a una tecnología concreta es el que se da entre la energía nuclear y diversas escuelas de ingeniería y colegios de ingenieros.

Como indicador de esta situación, valdría el hecho de que dentro de las principales asociaciones de energías renovables no existe como socio ningún colegio de ingenieros ni ninguna facultad de ingeniería, mientras que dentro del Foro Nuclear, la principal asociación patronal española dedicada a defender los intereses del sector nuclear, constan como socios hasta 11 escuelas y colegios de ingeniería, algunos tan importantes como las Escuelas técnicas Superiores de Ingenieros Industriales de la Universidad de Politécnica de Catalunya y de la Universidad Politécnica de Madrid o el Instituto de la Ingeniería de España.

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