Con motivo de las propuestas sobre una generación limpia del sector eléctrico en los EEUU, las Universidades de Yale y de George Mason realizaron una encuesta, publicada en la revista Nature Climate, para conocer el apoyo público con la que contarían.
En los últimos años se está dando una promoción a las tecnologías de energía limpia para la generación de electricidad lo que muestra la prioridad que se le está dando a este tema en los Estados Unidos. El reflejo de esto son los más de 30 estados que han incluido en sus mandatos políticas de energía renovables o alternativas a las tradicionales energías fósiles en el sector de la energía. Ejemplos de ellas, son estas tres políticas que contienen unos objetivos muy ambiciosos:
-Un proyecto de ley bipartidista creado en 2009 sobre la energía por el Senado, la cual obligaría a que el 20% de la electricidad del país provenga de fuentes renovables en 2020.
-En 2010 un senador republicano aprobó que para el 2050 el 50% de la factura energética debería provenir de energías limpias, nucleares o combustibles fósiles que tengan captura y almacenamiento de CO2.
-Finalmente, en 2011 el Presidente Obama propuso la norma nacional de energía limpia (NCES) de un 80% para el año 2035 (aunque esta incluye también el gas natural).
Además, esta norma contribuiría a la mitigación de gases de efecto invernadero y así evitaría limites al programa de comercio o a los impuestos de carbono. Aunque evidentemente tendría un coste más alto asociado a la factura eléctrica. Con este escenario crítico tanto a nivel político como económico se plantea realizar una encuesta para conocer el apoyo ciudadano a esta norma.
Para realizar esta encuesta se preguntó a 1.010 ciudadanos de Estados Unidos, y la misma incluyó preguntas sobre:
-Las posibles fuentes de energía incluidas en la norma (energías renovables, energías renovables y gas natural, y energías renovables y nuclear).
-Los costes derivados de ella.
-Su apoyo o rechazo a la misma.
Y se realizó siguiendo un método estadístico junto con los datos del censo de cada distrito del Congreso del Estado, a fin de simular un comportamiento electoral real para la norma por los miembros del Congreso.
De estas preguntas se obtuvo que la mayoría de los encuestados apoyaría esta norma, aunque el apoyo fue dispar, ya que se pudo observar que el apoyo es menor entre personas mayores, personas de color y republicanos. Se observa que disminuye un poco el apoyo en función del aumento de los costes de la misma (por cada aumento de 10$ en el precio anual hay un punto porcentual menos de apoyo a la norma); y también disminuye el apoyo a esta cuando se incluye en la definición de la norma el gas natural o la energía nuclear, en función de 7-8 puntos porcentuales, esto se debe a la concienciación debido al último catástrofe nuclear de Fukushima.
De todo ello, se extrajo la conclusión de que el ciudadano medio de EEUU estaría dispuesto a pagar unos 162$ más por año en su factura de electricidad si está proviniese de fuentes de energía limpias solo, y se haría la subida entorno a un 5% al año. Hay que tener en cuenta que una familia promedio en EEUU gasta unos 1250$ al año en su factura de electricidad. Este dato representaría un aumento del 13% en lo que al apoyo a esta norma se refiere, que tiene entre sus objetivos aumentar en un 80% la producción de electricidad por fuentes de energía limpia para el año 2035. Finalmente con esta medida, se reducirían las emisiones de carbono en el sector de servicios públicos en una cifra entorno a los mil millones de toneladas métricas anuales en promedio.
El Ministerio reforzó la importancia de crear el Fondo BNDS de Minerales Críticos, que pretende recaudar hasta mil millones de reales para financiar la investigación y extracción de litio, cobalto, níquel y otros minerales estratégicos.
Dentro de los cambios realizados se hace referencia a la flexibilización de los criterios de habilitación técnica y financiera para el permiso de ocupación temporal y los que se deberán cumplir para la concesión marítima.
