En entrevista del diario El Correo dominical, Ignacio Galán aboga por aumentar la carga fiscal a las energías sucias y cuestiona las subvenciones a la producción en las islas mediante gasoil.
Anunciando la inversión de hasta 8000 millones de euros, principalmente en renovables, para los próximos años y una política expansiva de dividendos, el ejecutivo carga contra los emisores de dióxido de carbono y se transfigura en adalid de las energías limpias.
No sin reafirmarse en el mantra que durante años ha mantenido sobre lo erróneo de mantener primadas algunas renovables de tecnologías no maduras, y mientras instalaba masivamente las mismas en México, ahora plantea Galán una reforma fiscal para trasvasar los impuestos recaudados a sucios emisores de dióxido de carbono hacia las energéticas limpias.
Ciértamente, la mercantil propuesta puede servir para alumbrar el debate y poner las cosas en su sitio. ¿ Acaso son limpios los residuos radiactivos que produce el numeroso parque nuclear que detenta Iberdrola? ¿ Y quien paga, pagará y continuará pagando su almacenamiento?
El concepto tributario de "moratoria nuclear", que tan buen resultado recaudatorio ha dado, a buen seguro lo heredarán por generaciones de generaciones.
Y, que del desmantelamiento de las centrales se haga cargo la empresa pública Enresa, que como en el caso de Garoña, ascenderá a 480 millones de euros de los Presupuesto Generales del Estado... ¿ no es una subvención a fondo perdido (perdido, para los contribuyentes)?
Mientras nos ha sorprendido el escaso eco mediático sobre la prolongación de la longevidad para las vetustas centrales de Almaraz, Ascó y Vandellós, propiedad de Iberdrola, Endesa y Naturgy (Gas Natural).
Ahora, luz verde
La iluminación del electropresidente echa leña al fuego sobre los impuestos a los carburantes, pues el cargo extra propuesto para las petroleras a buen seguro será repercutida a los consumidores, elevando los precios de gasolinas, gasoil y del gas.
[negocio crudo]
Buena jugada, encarecer los costes a los competidores fósiles y suplir el déficit de suministro creado con nucleares del siglo pasado.
El poderoso emporio fáctico atómico reactiva reactor mientras Fukushima continúa supurando radiactividad.
La dolosa falta de previsión respecto de los catastróficos efectos adversos de la energía nuclear crea parajes yermos y tóxicos que tras los desastres luce remozar para apuesta renovable.
Esta es una de las cuestiones abordadas en la Jornada sobre autoconsumo organizada por AELEC, la nueva denominación de UNESA.