El poderoso emporio fáctico atómico reactiva reactor mientras Fukushima continúa supurando radiactividad.
En aras de la seguridad de su-ministro Shinzo Abe (sic) ha dado luz verde infrarroja a la reanudación de actividad para la central Sendai, en la prefectura de Kagoshima, al sur del país, no muy lejos de la ciudad de Nagasaki
Sin siquiera esperar a detener el continuo e incontrolado vertido de veneno radiactivo a la atmósfera y especialmente al mar, por parte de los reactores siniestrados, el país nipón vuelve a apostar a caballo perdedor aún antes de haber evaluado las pérdidas que sigue sufriendo.
Después del comienzo del suceso en la central nuclear de Fukushima Daiichi en marzo de 2011, la iniciativa kamikaze ha puesto en marcha la rehabilitación del parque productor atómico con la entrada en actividad el próximo septiembre del primero de los 48 reactores paralizados desde 2011.
Su objetivo es que la energía nuclear suponga el 23% de la matriz energética japonesa y mitigar el sangrante coste de 3,6 billones de yenes anuales que supone adquirir el petróleo del exterior, además de contribuir al cumplimiento de objetivos de reducción de emisiones.
Prevalecen los dictados de cuantiosas inversiones cuyo riesgo cierto asumen los ciudadanos japoneses, que se han manifestado en un 60% contrarios a la reanudación de la actividad nuclear, porcentaje de detractores probablemente más elevado entre los 120.000 desplazados por la tragedia de Fukushima.
En un país de riesgo sísmico elevado, donde quedan registrados por el organismo nacional Japan Meteorological Agency (JMA) los terremotos que se van produciendo, los del 5-8-15 son los más recientemente publicados en 12 prefecturas, entre ellas la de Fukushima.
Pero la reemprendida guerra por la competitividad con acciones suicidas para el planeta conlleva la penitencia de la desvalorización de los activos japoneses, donde puede encontrarse con creciente producción que sin embargo quede bloqueada por consumidores globales que no quieren siquiera exponerse al riesgo de tocar productos sospechosos de transmitir radiación.
Se da la circunstancia significativamente paralela de que,tras la celebración del 70º aniversario de los desastres atómicos sufridos en Hiroshima y Nagasaki, el gobierno acaba de decidir que su ejército rompa con 68 años de compromiso "No belicista" para no intervenir en conflictos internacionales.
La instalación se proyecta con capacidad para 50 MW, ocupará 14.000 m2 y estará integrada por baterías de sulfuro de sodio para abastecer 30.000 hogares.