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La elevada dependencia energética española del exterior ya es imparable.

29-6-14. Carlos Mateu
domingo, 29 junio 2014.
Carlos Mateu
La elevada dependencia energética española del exterior ya es imparable.
La dependencia energética española aumenta por encima del 80% de la mano de los moratoria y de los recortes retroactivos en renovables.

Puede decirse que la totalidad de los consumos de petróleo y derivados y de gas natural se cubren con importaciones. En cambio, el carbón utilizado para la cobertura de la demanda nacional es autóctono y también se desea frenar por los Gobiernos españoles.

Como hemos venido alertando, - y como se ha reiterado, asimismo, desde la Comisión Europea-  la elevada dependencia energética de importaciones puede constituir un problema para la seguridad del suministro energético a largo plazo, y los elevados precios del crudo pueden producir desequilibrios macroeconómicos como resultado de la repercusión en los precios interiores de las tensiones inflacionistas del petróleo y derivados. De hecho, España mantiene un diferencial de inflación que puede producir una brecha de competitividad con nuestros socios comunitarios y dificultar las exportaciones, con el consiguiente deterioro de la balanza comercial.

España es uno de los países más dependientes energéticamente de la Unión Europea de los 25.

Excluidos algunos Estados insulares o con una reducida extensión geográfica -es el caso de Luxemburgo o Bélgica-, España es, junto con Italia y Portugal, uno de los países más dependientes de la nueva Unión Europea.

España es, por tanto, más dependiente del exterior de lo que lo son algunos de los nuevos Estados miembros que presentaban un mayor consumo per cápita: el consumo per cápita español es inferior al de la República Checa o Estonia, pero también lo son,  significativamente, las posibilidades de cobertura de nuestra demanda interna con producción interior.

El problema de la dependencia energética debe abordarsedesde una doble vía. Por un lado, evaluando el peso del sector transporte en el total de la estructura de consumos y determinando las posibilidades de utilización de biocarburantes como alternativa a los carburantes de origen fósil. Por otro lado, evaluando las posibilidades de reducción de la dependencia de importaciones para la generación de electricidad. En este último caso, la aceleración de la puesta en marcha de nuevos proyectos de aprovechamiento de las energías renovables - 100% autóctonas- contribuirá a reducir la dependencia y el impacto sobre las elevaciones de los precios del crudo y del gas natural.

El consumo de derivados del petróleo en el sector transporte representa el 45% de los consumos finales de energía, mientras que el de derivados del petróleo y gas natural en todos los sectores consumidores finales â€â€excluidos, por tanto, los consumos para la generación de energía eléctricaâ€â€ supone el 72%.

La demanda de petróleo y derivados y gas natural en los sectores finales representa, por tanto, el 60% de la demanda primaria o demanda energética total, lo que significa que, actuando sólo sobre la demanda energética para generación eléctrica, no podría reducirse la dependencia por debajo del grado de dependencia medio de la Unión Europea: 50%. En definitiva, parece necesario incrementar de manera notable la penetración del bioetanol y biodiésel en mezclas con gasolinas y gasóleos si se pretende reducir, de manera significativa, la dependencia energética española.

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