En materia de fotovoltaica, los legisladores españoles se comportan como un grupo de trileros.

El viernes pasado amanecíamos con la noticia de que el proyecto estrella de Eurovegas que había puesto sus ojos en España y en concreto en la Comunidad de Madrid para invertir 17.000 millones de Euros y crear 200.000 puestos de trabajo, había hecho las maletas buscando otros aires más favorables que le permitiera garantizar el retorno de la inversión a la vez que conseguir pingües beneficios.

Dios me libre de defender cualquier actuación relacionada con el juego.
Mi rechazo es total desde que con 18 años por primera vez y única, asistí a un casino y contemplé estupefacto como una persona apostaba la cantidad que la mayoría de las personas ganan como salario en varios meses de trabajo.

Me pareció inmoral y hasta injusto que lo que un trabajador conseguía a base de madrugones y horas de trabajo para sacar a una familia adelante, alguien se lo jugase y lo perdiese en segundos sin inmutarse.

En relación al tema "Eurovegas", lo que realmente me ha dejado estupefacto y perplejo, ha sido el tratamiento que este proyecto ha recibido por parte de las Administraciones y su similitud al recibido, hace unos años, los proyectos de energías renovables.

Uno de los argumentos utilizados para rechazar esta inversión y que esgrimía nuestra vicepresidenta del gobierno, (gran experta en inversiones empresariales por su pasado como funcionaria), era y cito textualmente el que "Asumir un blindaje jurídico sobre un cambio normativo futuro no es posible porque las Cortes son soberanas y las mayorías cambian. Una indemnización sobre supuestos en el futuro, eso no se ha visto nunca. El Gobierno tiene que garantizar el interés general".

A  mi entender, este señor, Adelson, parece ser que perseguía la innoble pretensión de asegurarse el no perder su inversión por causas relacionadas con cambios de Gobiernos y normativas retroactivas que pudieran suceder en este país una vez que hubiera realizado la inversión. Para ello exigía unas garantías en concepto de indemnización si algo de esto ocurría en el futuro.

Cuando escuché las palabras de la vicepresidenta empecé a imaginarme al señor Adelson, "el rey del juego", paseando por la calle Preciados de Madrid y parándose ante un bullicioso grupo de trileros a observar su forma de actuar para analizar si era fiable apostar al cubilete en el que escondían el garbanzo. Adelson, antes de decidir apostar, observó durante un tiempo a los trileros y comprobó como, con una técnica muy depurada, convencían a otros transeúntes incitándoles a apostar y haciendo desaparecer el garbanzo en el momento preciso para desplumarles el bolsillo. Tras cierto tiempo observando lo que ocurría en el corrillo, Adelson decidió apostar pero antes, como buen jugador, puso como condición que siempre se jugase con el garbanzo en la mesa ya que había observado como lo escondían para engañar a los incautos que habían apostado antes y si alguna vez incumplían escondiendo el garbanzo, tendrían que pagarle una indemnización.

Me imagino al grupo de trileros gritando y apoyándose unos a otros echando del corrillo a Adelson diciéndole pero que se había creído, que se fuera que no le necesitaban para mantener su chiringuito. ¡Qué es eso de imponer reglas, vamos hombre!. ¡Si quiere ganar dinero decentemente con reglas claras... ¡Váyase a un Casino!.... ¡Aquí las reglas las cambiamos cuando nos da la gana!.

Lástima que los que invertimos en energías renovables no nos diéramos cuenta al igual que Adelson de que realmente estábamos delante de un grupo de trileros, que aún todavía piensan que el problema es de los que invertimos, ya que fue la ambición de ganar dinero fácil la que nos llevó a perderlo todo, creyendo que íbamos a ganar un 8%.

Este país tiene un grave problema por los trileros que tenemos en el Gobierno... y es que siguen sin darse cuenta de que los seis millones de parados son gente normal y no unos exigentes vagos aprovechados que se conforman con recibir un subsidio antes de salir a buscar trabajo.

Los seis millones de parados se deben a que nadie en su sano juicio está dispuesto a invertir en un País en el que sus gobernantes reconocen y justifican los cambios normativos retroactivos, sin ofrecer una mínima seguridad jurídica que permita pensar en, por lo menos, recuperar cualquier inversión en el largo plazo.

Son los cambios retroactivos en la reglamentación tras las inversiones y las declaraciones como las realizadas ahora por la vicepresidenta del Gobierno y hace unos días por el ministro Soria contra los fondos de inversión internacionales que invirtieron en renovables en España, las que están convirtiendo a este país en una fábrica de parados, siendo solo capaz de atraer inversiones especulativas de quita y pon sin ninguna visión de futuro. Esperemos que cómo al protagonista de la película de Woody Allen "Toma el dinero y corre", la falta de talento para robar de estos trileros les lleve algún día a la cárcel por todo el daño que están haciendo al interés general del País. Mientras tanto Adelson ya habrá montado su Eurovegas en otro sitio y los madrileños continuaremos disfrutando de centros de ocio de alto standing como el polígono Marconi.