El Plan de la Energía y Cambio Climático 2012-2020 prevé multiplicar por cinco en ocho años tanto la potencia eólica como la fotovoltaica en Cataluña. También apoyará la energía termosolar y la biomasa.
El Gobierno ha analizado hoy el Plan de la Energía y Cambio Climático 2012-2020, que prevé cumplir en el horizonte del 2020 con los objetivos 20-20-20 establecidos por la UE: reducir el consumo de energía en un 20,2 %, aumentar hasta el 20,1% el peso de las renovables en el consumo de energía primaria y reducir un 25,3% las emisiones de CO2.
Para el Gobierno, la cuestión energética es "primordial" para la hoja de ruta de la economía catalana, "tanto para mejorar la competitividad de la industria como para luchar contra los efectos del cambio climático en Cataluña", ha destacado el conseller de Empresa y Empleo, F. Xavier Mena, durante la rueda de prensa posterior al Consejo Ejecutivo. Por este motivo, el plan "es el primero que combina temas energéticos con los relacionados con el cambio climático", aseguró el consejero.
Con este plan, explicó Mena, el Gobierno quiere "reorientar la política energética hacia el ahorro y la eficiencia". Para ello se pasará de gestionar la oferta de energía a gestionar la demanda, es decir, conseguir un menor consumo de energía y un mejor aprovechamiento de la que se consume, teniendo en cuenta que se trabaja con una previsión de encarecimiento los precios de la energía, fundamentalmente del precio del petróleo.
El Gobierno también hace una apuesta importante por las energías renovables, especialmente para la eólica marina (offshore), con el proyecto Zèfir, en que la investigación y la innovación juegan un papel fundamental, y también por la biomasa agrícola y forestal, que dispondrá de planes específicos para su aprovechamiento.
El plan prevé multiplicar por cinco en ocho años tanto la potencia eólica como la fotovoltaica, mientras que se apoyarán los proyectos para aprovechar la biomasa forestal para producir electricidad (ya que el 60% del territorio catalán está formado por bosques) y sistemas centralizados de calor. No se construirá ninguna nueva central térmica de ciclo combinado.
La energía eólica, la fotovoltaica, la termosolar y la biomasa en aumento
El objetivo que se persigue es que la energía eólica pase de los actuales 1.078 MW eólicos a 5.153,6 MW en ocho años, de los cuales 570 MW serían instalados en el mar. Esto conllevaría elaborar un nuevo mapa eólico en Catalunya para crear nuevos parques, además de “resucitar” el frustrado plan de implantación de las zonas de desarrollo prioritario eólico (ZDP), paralizado por el juez (lo que ha obligado iniciar una nueva evaluación global ambiental estratégica). Además se repotenciarán los parques eólicos cuando llegue a los 15 años de funcionamiento (se sustituyen máquinas por otros más potentes).
Por otro lado, se intentará que la potencia de la energía fotovoltaica (pase de 200 MW a 1.007,5 MW), si bien “la apuesta que será el uso de las cubiertas y tejados de naves y otras construcciones, y no por las huertas solares en suelo”. También se busca aprovechar las zonas de gran radiación solar en Catalunya para construir plantas termosolares (canales parabólica que calientan fluidos a gran temperatura para producir vapor y electricidad). “Tenemos la obligación de aprovechar este recurso; otra cosa es que se logre aprovechar”, dicen las mismas fuentes aludiendo a los problemas con los que muchas veces se topan las instalaciones energéticas en Catalunya.
El impulso más importante se dará a la producción de electricidad con biomasa forestal y agrícola (de 4 MW a 160 MW).
24.600 millones en inversiones y 70.000 puestos de trabajo
El consejero Mena también ha subrayado el impacto socioeconómico directo que tendrán las medidas establecidas en el plan. En primer lugar, las medidas de ahorro y eficiencia energética y el aumento del peso de las renovables facilitarán el ahorro acumulado de 33.850 millones de euros para los consumidores finales durante todo el periodo, unos 50 euros al mes para cada ciudadano. Al mismo tiempo, supondrán un impacto positivo para la balanza comercial, al reducir en 20.415 millones de euros la importación de combustibles fósiles.
En segundo lugar, la aplicación del Plan inducirá inversiones por valor de 24.600 millones de euros, 1.790 de los cuales corresponderán a las administraciones públicas. Estas actuaciones generarán hasta 70.000 puestos de trabajo. De estos, 38.000 estarán relacionados con el ahorro y la eficiencia energética y 32.000, con el sector de las energías renovables. Especificamente, se intensificará el relacionado con los residuos como combustible (una vez seleccionada la materia reciclable).
Apoyo a la generación distribuida y el autoconsumo
El plan apoya las interconexiones internacionales, tanto de electricidad como de gas, y propone su adaptación para facilitar la integración de la generación distribuida. De hecho, se espera que en pocos tiempo, esté en funcionamiento el sistema de autoconsumo (con balance neto) que permitirá a los productores domésticos de energía solar consumir la electricidad producida in situ y entregar el sobrante a la red, lo cual permite un descuento en la factura.
La compañia RWE, ganadora del laudo por el recorte expropiatorio de las renovables , exigirá la traba de bienes del Reino en USA para cobrar sus 28 Millones de Euros.
A pesar del aumento de la ambición, los PNEC no logran conectar efectivamente los puntos con lo que ahora importa para hacer realidad la transición energética: despliegue de la red, modernización y flexibilidad.
