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Y ahora lo pagan las Renovables.

10-2-12. Rafael Diranzo
viernes, 10 febrero 2012.
Rafael Diranzo
Y ahora lo pagan las Renovables.
Es alarmante ver cómo el nuevo Gobierno pone en riesgo su posición de liderazgo en energías renovables. Este sector es uno de los pocos sectores industriales en España fuertes, innovadores y competitivos internacionalmente, junto con el turismo.

Dentro de la vorágine de noticias negativas que cada día nos atormentan y parecen animar a muchas personas a salir de este país en pos de nuevas oportunidades, recientemente el nuevo gobierno del Partido Popular ha aprobado un Real Decreto que suspende los incentivos económicos a las energías renovables. Nefasta noticia. Y extraña porque quedan muchas preguntas sin responder:
•    ¿Cómo es posible que en la actual coyuntura de destrucción sistemática de empleo no se apoye a un sector que genera puestos de trabajo y que podría ser uno de los que consolidase un tejido industrial innovador que podría ayudar al país a salir de la crisis?
•    ¿Por qué se ha dejado de apoyar a un sector que sirve para luchar contra el cambio climático mediante un cambio de modelo energético que facilite la implantación masiva de las energías renovables, en un país idóneo para su desarrollo?
•    ¿Por qué en Alemania, con 800 horas de sol anuales de promedio, el gobierno incentiva la instalación de más de 4GW anuales de energía solar fotovoltaica y en España, con 1.300 horas de sol anuales de media, se suspenden los incentivos a esta tecnología?
•    ¿Por qué las compañías eléctricas obtienen beneficios récord en época de crisis, cuando supuestamente existe un déficit de tarifa de 24.000 millones de €? ¿Por que nadie recorte los enormes beneficios de las centrales nucleares e hidráulicas, que están completamente amortizadas desde hace años?
•    ¿Por qué habiendo subido el recibo de la luz a los consumidores un 80% en los últimos años, siguen asegurando que la pagamos por debajo de su coste y que hay que subirla otro 30% más?
•    ¿Por qué todas las medidas perjudiciales para los consumidores son bienvenidas por las compañías eléctricas?
El anterior gobierno socialista, que siempre lanzó -de boquilla, claro- un mensaje ecologista y de apoyo a las energías renovables, limitó el desarrollo de la energía solar fotovoltaica con un tope de instalaciones anuales e incluso rebajó los incentivos de instalaciones que ya estaban en funcionamiento. Si lo primero significó miles de despidos en un nuevo tejido industrial nacional puntero, lo segundo se tradujo en que muchos inversores (la mayoría de ellos pequeños y medianos) que se habían apoyado en la financiación para poder acometer las inversiones, vieron como la amortización de sus préstamos -calculados con la certeza de la retribución que iban a obtener por Real Decreto- quedaba ahora en entredicho. Y tal vez lo peor, estos cambios con efectos retroactivos, socavaron la confianza de los inversores, que se fueron con sus dineros y sus trabajos a otros países en busca de una mayor estabilidad legislativa, huyendo de la incertidumbre que les provocaba que un gobierno pudiera cambiar las reglas del juego de la noche a la mañana e incluso con efecto retroactivo.
El nuevo gobierno del PP, que criticó duramente en su día estos desmanes de los socialistas y su hipocresía con respecto a las renovables, no ha podido empezar peor con el sector. La excusa, como viene siendo habitual, es “reducir el déficit”, un objetivo con el que se justifica últimamente cualquier atropello al ciudadano. Y la suspensión de incentivos a las energías renovables ha sido el último.
Pero empecemos por el principio, porque previamente, los grandes lobbies de los combustibles fósiles, la energía nuclear y las grandes compañías eléctricas han hecho  bien sus deberes con una gran campaña -tienen recursos de sobra para hacerlo- de descrédito hacia las renovables. Y con un mensaje principal que ha calado, injustamente, en la sociedad: “son muy caras”. Esta etiqueta no ha sido casual. Ha ido directa a una sociedad en crisis, castigada, que ve como sus salarios no sólo no crecen, sino que disminuyen, y que los precios no paran de subir. Por eso la gente ha asimilado el mensaje y es más o menos tolerante con los recortes, aunque afecten a un sector tan innovador, ecológico y estratégico como el de las energías renovables. Porque les han hecho creer la gran falacia de que la presencia de energías renovables en el mix de producción energética es lo que ha provocado la subida del recibo de la luz.
Y en este contexto, con la opinión pública de nuevo manipulada con las mentiras de los cuatro que realmente mandan en este país, el nuevo gobierno que iba a arreglarlo prácticamente todo en dos ratos, ya ha lanzado este nueva recorte. Y de nuevo -ya nos hemos acostumbrado- favorecen a cuatro y perjudican a la mayoría.
Pues bien, si los gobiernos, al dictado de los lobbies de las corporaciones eléctricas, dicen que las renovables encarecen el precio de nuestra energía, mienten. Un estudio de Deloitte sobre el impacto de las renovables en la economía española precisamente dice todo lo contrario: entre 2005 y  2010, la generación de electricidad a partir de energías renovable abarató el coste de la energía en 9.173 millones de €. Este ahorro ha evitado que el déficit de tarifa eléctrica sea de 33.750 millones de € en lugar de los 24.582 millones de € actuales. Pero eso no es todo. Si bien es cierto que las energías renovables tienen un coste inicial -como cualquier inversión-, también es cierto que contribuyeron al PIB de España en 2010 en 9.998 milones de €. En términos de empleo, a pesar de que la limitación y castigo al sector ha destruido ya más de 20.000 empleos, en 2010 las renovables daban empleo a más de 110.000 personas. Sí, además, son la forma de generar energía que más empleo genera por potencia instalada y que además puede utilizar sistemas y equipos 100% españoles. Evidentemente, sus beneficios son mucho mayores que sus costes.
Si hablamos de I+D+i, esta expresión tan cacareada por todos los políticos, el sector de las renovables invierte tres veces que la media nacional. Y el saldo neto exportador del joven sector no está nada mal: 657 millones de €. Si hablamos de emisiones de CO2, las renovables evitaron entre 2005 y 2010 145 millones de toneladas, lo que en derechos de emisión supone 2.483 millones de €. Por si no fuera poco, la sustitución de combustibles fósiles por energías renovables evitó la pérdida de más de un millón de días de vida (3.000 años) y un ahorro en asistencia sanitaria por valor de 160 millones de €. Es cuando menos sospechoso que en sus cálculos y argumentos, los políticos no hayan tenido en cuenta estos datos.
Por eso, muchos empezamos a intuir que estos gobiernos PPSOE únicamente rinden cuentas a ese ente abstracto y sacralizado llamado mercado y que todo lo cuantifican para justificar cualquier tropelía. Y que los políticos reciben sus datos de fuentes interesadas y sesgadas. Sí, no hace falta ser muy agudo para saber quiénes son los grandes beneficiados por estas medidas contra las renovables: Iberdrola -qué casualidad, el propio Ignacio Sánchez Galán reclamaba una moratoria a las energías renovables hace unas semanas-, Endesa, Repsol, Gas Natural, Unesa, la energía nuclear... Mastodontes beneficiados por las privatizaciones de grandes infraestructuras que en su día fueron públicas, pagadas con los impuestos de todos, y que por no se sabe muy bien qué interés -el público no, desde luego-, disfrutan desde hace años de uno de los grandes chollos de este país: la generación eléctrica. Pregúntenle a sus accionistas.
Todas las nuevas tecnologías de generación eléctrica han necesitado un apoyo estratégico del Estado para que se fueran implantando y para facilitar la reducción de costes que el tiempo, la investigación y el afán por ser más eficiente permiten. Por ejemplo, los módulos solares fotovoltaicos han reducido su precio desde 2007 desde 3€ por W de potencia a 0.70€ por W actuales. Esto significa que en la actualidad, en las regiones más soleadas de España, como en las Islas Canarias, la energía eléctrica producida por una instalación solar fotovoltaica tiene el mismo precio e incluso inferior que comprada a la distribuidora de la zona. Es un hecho contrastable que las energías renovables son las tecnologías que más han reducido sus costes y que tienen hoy todavía más margen para seguir reduciéndolos. La eficiencia de las turbinas eólicas y paneles fotovoltaicos actuales han aumentado significativamente en los últimos años. Y cada MW instalado de renovables permite reducir la importación de combustibles fósiles y uranio, sencillamente porque pueden utilizar equipamiento “Made in Spain” y únicamente utilizan combustibles tan autóctonos como son el sol, el viento o el agua.
No podemos decir lo mismo de tecnologías basadas en combustibles fósiles y energía nuclear. Las primeras, sufren el incremento constante del precio del petróleo y del gas,  materias primas que llegan a España desde países que no gozan precisamente de una estabilidad política. La energía nuclear merece un capítulo aparte porque nadie menciona que entre sus costes oficiales no figuran la modernización de unas centrales completamente amortizadas y obsoletas para mejorar la seguridad, la gestión de los residuos radioactivos -para los cuales hoy todavía no tienen un plan que no sea enterrarlos en almacenes temporales para que las generaciones futuras resuelvan el problema-, o el hipotético riesgo de accidente o vertido, un riesgo que ninguna empresa aseguradora del mundo está dispuesto a cubrir porque es, sencillamente, incalculable. Por si no fuera poco, los servicios de información antiterrorista -CNI, Policía Nacional y Guardia Civil- han advertido en varias ocasiones de la vulnerabilidad de las centrales nucleares ante un ataque terrorista, señalando que podría ser devastador. Sí, los grandes defensores de la energía nuclear suelen obviar estos detalles, u otros, como que en España sí que existe el riesgo de terremotos.
Las enormes empresas que tienen el chollo-monopolio de la producción energética, se han empezado a preocupar por las renovables, viendo que en el exclusivo pastel de la energía también podían participar productores más pequeños con sus parques solares, sus techos con paneles fotovoltaicos, sus aerogeneradores, sus mini-centrales hidráulicas, sus centrales de cogeneración de biomasa, bio-gas y residuos sólidos urbanos. Y han ido a los políticos, no se sabe muy bien con qué argumentos o futuros favores, y les han dicho que tenían que frenar a las renovables, ponerles una moratoria, porque en esto de la producción eléctrica no se debe meter cualquiera. Y nuevamente los políticos han actuado al dictado de las todopoderosas multinacionales.
¿Que pasaría si se fueran sustituyendo paulatinamente las fuentes de energía nuclear y de combustibles fósiles por energías renovables? Para empezar, se atomizaría la producción eléctrica, la electricidad se produciría en gran medida en los mismos puntos dónde se consume, como ocurre con la energía solar, la mini-eólica, la geotérmica, o la solar térmica, por ejemplo. Evitaríamos también ingentes importaciones de combustibles fósiles, las mismas que desequilibran nuestra balanza comercial porque importamos el 80% de la energía que consumimos, cada vez a mayores precios y principalmente a países políticamente inestables. También se reducirían las costosas pérdidas de las redes eléctricas durante el transporte, pues la mayoría de tecnologías consisten en una gran central en núcleos con escasa población, desde los cuales se transporta la electricidad a través de las redes -con pérdidas de hasta el 10%- a las ciudades y polígonos industriales, principales núcleos de consumo eléctrico. También disminuirían notablemente las emisiones de CO2, esas que estas ahogando y cambiando el clima de nuestra planeta y causando graves daños a todas las especies, incluida la humana. Asimismo, España se podría convertir, en sólo unos años, en un gran exportador de energía, aprovechando las ingentes cantidades de energía que el sol y el viento proporcionan, cada día, a nuestro país. Y por supuesto, que nuestro país podría ser autosuficiente en cuanto a la energía que requiere. Y en términos de empleo, el sector  de las energías renovables podría llegar a crear cerca de un millón de puestos de trabajo, directos e indirectos, en menos de 10 años si se apostara firmemente por ellas.
Sus detractores también dicen que las renovables no son fuentes constantes, que no garantizan una producción eléctrica permanente, que dependen de los factores climatológicos. Y es cierto, pero también es cierto que los picos de demanda eléctrica coinciden con las horas de sol. Y que sería perfectamente posible un mix energético con un 80% de renovables hoy y de hasta un 100% en unos años, una vez de desarrollen redes inteligente, técnicas de almacenamiento, como el hidrógeno, baterías más eficientes y económicas o el bombeo diurno de agua a los pantanos para producir energía por la noche.
Es curioso que cuando les conviene, los políticos justifican la aplicación de medidas fiscales y recortes con las directivas de la UE. Pero en cambio se olvidan de otras directivas europeas, como la de que España está obligada a alcanzar un objetivo del 20% de energía de origen renovable para 2020, tal como establece la Directiva 2009/28/CE.
Un estudio encargado por el Parlamento Europeo identifica las necesidades de ampliación y refuerzo de las redes para el desarrollo de las energías renovables de acuerdo con los objetivos europeos. También pone de relieve la importancia de las instituciones europeas para desarrollar las redes y fijar objetivos a largo plazo. Según el estudio, la energía solar podría ser competitiva en el centro y sur de Europa en 2015. Pero señala la importancia que tienen las redes para el desarrollo de la fotovoltaica. La generación distribuida y los sistemas de almacenamiento por otro lado servirían para “aliviarlas”.
El ministro de Clima, Energía y Construcción de Dinamarca -país que este semestre preside la Unión Europea-, Martin Lidegaard, en una entrevista publicada en Energías Renovables, hace estas sabias declaraciones: “En Dinamarca se nos da bien el tema verde y sabemos hacer de ello un negocio. La ambición de reconvertir Dinamarca en un país 100% sostenible energéticamente es, por tanto, no solo una cuestión que tiene que ver con el cambio climático. Es también una forma de asegurar el futuro de la economía danesa”.
Nuevamente, quienes gobiernan nuestro país han perjudicado a la mayoría con una decisión que beneficia a unos pocos con la justificación de reducir el déficit, eso que ellos mismos han creado. Y nos hacen pensar más aún en que mande quien mande, se trata de los mismos perros con distintos collares. ¿Cuándo llegará la hora en que los responsables de un daño deban rendir cuentas en lugar de hacer pagar a la mayoría por sus errores?

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