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¿Qué significado tiene el Libro Blanco para las Energías Renovables?

27-10-11. Juan J. Alcolado
jueves, 27 octubre 2011.
Juan J. Alcolado
¿Qué significado tiene el Libro Blanco para las Energías Renovables?
El Libro Blanco se convirtió el pasado año 2.010 en una utopía...en algo que podía ser y no fue. Sus objetivos iban a permitir la creación de empleo y la reducción de la dependencia energética.

El principal objetivo que tenía el Libro Blanco para la Unión Europea del año  2.010 era duplicar la aportación de las energías renovables, de forma que en el citado año el 12 % de la energía que se consumiera en la Unión Europea procediera de fuentes renovables, frente al 6% existente en el momento de su publicación.

Con el Libro Blanco surgió el primer objetivo de estas características al obligar a una aportación concreta de las renovables, más allá de los tradicionales buenos deseos de hacer “lo que se pueda”: Además, en España ese compromiso se recogió  explícitamente en la Ley del Sector Eléctrico.

El plan de acción del Libro Blanco marcó también otros objetivos esenciales:

- Eliminación de 402 millones de toneladas de emisiones de CO2 al año mediante el uso de energías renovables.
- Aumentar en más de 100 veces la capacidad solar fotovoltaica instalada.
- Aumentar en 20 veces la capacidad de producción eólica
- Aumentar en 15 veces la capacidad de producción solar térmica.
- Triplicar la energía producida a partir de biomasa.

Se estimó para realizar este plan una inversión neta de 6800 millones de ECUs, que es mucho dinero, pero que es menos de la mitad de los subsidios concebidos en Europa al uso de combustibles fósiles y a la generación nuclear.
Para acelerar la ejecución del plan, se identificaron cuatro acciones clave, que forman la llamada “Campaña para el despegue”:
- Un millón de sistemas fotovoltaicos, la mitad para instalar en los países de la Unión (tejados y fachadas solares conectados a la red eléctrica) y la otra mitad para países en desarrollo (sistemas autónomos).

En España nos correspondeían proporcionalmente cerca de 50000 tejados solares, pero para conseguirlo era necesario eliminar las fuertes barreras políticas y administrativas que obstaculizan la conexión a la red de sistemas fotovoltaicos... pero el defensor de la bombilla de bajo consumo y amigo del Oligopolio energético no lo permitió.

- 10000MW de energía eólica, incluyendo parques mar adentro.
-  Integración de fuentes de energía renovable en 100 comunidades, regiones, ciudades o islas con el objetivo de obtener un 100% de su suministro energético a partir de renovables.

Un aspecto muy destacable del plan era la creación de empleo: esta estrategia iba a asegurar más de un millón de nuevos puestos de trabajo en la Unión Europea. Y es que, según cifras de British Petroleum y Shell, para una misma inversión, la fabricación de equipos solares fotovoltaicos genera seis veces más empleo que el petróleo.       

Otro dato curioso que ocurre en nuestro mundo es que está demasiado sujeto a planteamientos económicos a corto plazo, donde lo principal es que la inversión realizada se recupere lo antes posible. Cualquier otro planteamiento distinto del “económico” hoy por hoy, es pura utopía. No nos importa en muchas ocasiones, abusar e incluso agotar los recursos de otros países frenando así su posibilidad de desarrollo), para conseguir una mayor “calidad de vida”, aun cuando la principal preocupación ambiental de esos “países del Sur”, no es la calidad de vida, sino la vida misma.

Existen suficientes datos para saber que es más fácil no dañar a la naturaleza que reparar un daño ya hecho (muchas veces casi imposible y costosísimo) y sin embargo, no parece que seamos conscientes. Un ejemplo a pequeña escala es el vertido de aceite usado a un arroyo, barbaridad evitable con algo de educación ambiental, información y asfixia a parte de la flora y fauna del arroyo, provocando un daño irreparable.

Normalmente los grandes daños a la naturaleza, a nosotros mismos, son algo que se nos escapa, la torpeza de quien los origina o los intereses económicos están muy por encima de nosotros, por lo tanto es cada vez más importante que “nosotros”, los hombres y mujeres de pueblos y ciudades, coincidamos en algo: tenemos que cuidar la tierra. No se trata ya del tópico “cuidar la naturaleza”  sino de que tenemos que proteger el entorno durante las 24 horas del día. Si queremos ilusionarnos con el mañana tenemos que meternos esta idea en la cabeza.

“La Tierra brinda lo suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no la codicia de todos”.

Sería lógico optar por una política que protegiese a la tierra del desgaste continuo al que se ve sometida, o lo que es lo mismo, una política que protegiese nuestro presente y futuro.

¡Las energías renovables son la única alternativa a largo plazo al cambio climático!

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