Aministía solar para la ciudadanía.

Hace doce años se publicó el primer Real Decreto para incentivar las renovables en España que era una burda imitación de la Ley de Energías Renovables alemana sin sus matices significativos. Nuestro Real Decreto contenía dos errores capitales. El primer error es que se estableció una prima a la producción, no como en la ley alemana que planteaba una compensación por los beneficios ambientales y sociales de las renovables. El segundo error emanaba de que las primas por definición son una voluntad de gobierno y que además no eran fruto de una ley general (un Real Decreto se cambia a cada legislatura si se quiere, mientras que una ley exige el consenso de todo el Congreso de Diputados).  Así pues, el primer error estuvo en ver las “pesetas” de la prima y, no el procedimiento para recibirlas. El segundo fue que el concepto prima es jurídicamente muy débil y discutible a efectos de libre competencia. Pero en aquel momento, el sector ya estaba lanzado a exprimir la prima renovable.

Los errores se pagan y en 2008 el Gobierno español encarceló al sector fotovoltaico con todo el peso de la ley. Y para dejar clara esta voluntad ahora plantea el corte total de las primas incluso a efectos retroactivos. Algo que, jurídicamente, sólo un loco puede plantear. Las consecuencias legales si se aplicara conllevaría solicitar la indemnización (que alcanzaría cifras astronómicas) por la indefensión y la responsabilidad patrimonial de la administración en estimular la prima de forma reiterada y condicionando las inversiones realizadas. Pero el Gobierno de España ha mantenido un concubinato con la patronal eléctrica para que el precio de la electricidad no subiera y al usarlo como instrumento político se ha puesto la soga él mismo. Ahora, la patronal eléctrica tiene la desfachatez de argumentar que las renovables lo engrosan y el Gobierno decidió encarcelar al Sol en lugar de asumir su responsabilidad.

Históricamente, el sector eléctrico convencional ha trabajado para la concentración en combustibles y en distribución. Las renovables son todo lo contrario permiten la distribución y la diversidad, y desconcentrar la distribución. La aparición de las renovables son una clara amenaza para el sector fósil y nuclear como ha señalado con clarividencia el presidente de Eurosolar, Hermann Scheer, en su libro Autonomía Energética. Si además sumamos que el sector de la energía fósil y nuclear languidece como consecuencia de los límites de recursos no renovables y del deterioro ambiental que ha provocado una crisis socioambiental sin parangón en la historia de la humanidad, es lógico que la patronal del sector presione al Gobierno con todas sus herramientas legales o alegales. Hoy, frente a esta realidad, las renovables en España deben cambiar su estrategia y ésta no es mantener la prima. El Gobierno está maniatado y no tiene más alternativa que ser cómplice de los combustibles fósiles y radioactivos. El sector de las renovables perdió el realismo cuando accedió a un concepto jurídicamente inapropiado como son las primas que además originó el oportunismo e incluso el fraude, que por cierto, tampoco ha tomado con responsabilidad la Administración.

La solución a la crisis ambiental pasa por las renovables. Pero para ello el sector debe cambiar su estrategia y esta exige la complicidad de la sociedad. Sólo con esta complicidad podrá vencer a un Gobierno al servicio de la patronal fósil y nuclear. Por este motivo, es urgente presionar para conseguir una ley de energías renovables, cuyo principal punto debe ser la de facilitar el acceso a la red a cualquier consumidor de electricidad para que pueda autoproducir con renovables. Esto es lo que se llama medicion neta. Las condiciones para esta autoproducción no deberían ser muy diferentes de las de contratar una acometida para suministro eléctrico. Corren por ahí propuestas de la patronal fotovoltaica pero que no hacen sino seguir el juego al sector fósil y nuclear con condiciones inasumibles para que la ciudadanía y las pequeñas y medianas empresas no puedan acceder a la autoproducción con renovables. El éxito de las renovables se alcanzará cuando los millones de abonados a la electricidad puedan  autoproducir con una potencia inferior a la contratada para el consumo. Esto sí creará puestos de trabajo, innovación tecnológica y una economía sostenible.

Para escapar de los conceptos de seguridad de la red que esgrimen los operadores energéticos en contra de los sistemas de autoproducción, éstos deben diseñarse para que no superen en un determinado porcentaje el consumo medio anual y para que puedan ubicarse instalaciones de autoproducción en otros espacios diferentes de la acometida de consumo, pero ligado al contrato de consumo del abonado autoproductor. La autoproducción renovable inicialmente puede y debería ser compensada por los beneficios ambientales y siempre contabilizada, como mínimo, con el precio de mercado con el que al abonado se le cobra el kilovatio hora. El sector en lugar de lamentarse por la coyuntura actual, debería luchar por la medición neta. La fortaleza del sector de las renovables se ampliará cuando convenza a la ciudadanía de asaltar la red eléctrica con el derecho a la autoproducción, que no es más que garantizar la autonomía energética colectiva para el futuro.

En un país privilegiado por el sol y otros recursos renovables para la producción energética hay que defender la autonomía energética y el acceso de los consumidores de energía a que puedan autoproducir. Es la única forma de luchar contra el cambio climático con sensatez y visión de futuro. La era fósil y nuclear tiene los días contados y sus patronos lo saben y, por ello pretenden arrastrarnos a todos al abismo o llenarnos de megacentrales, ahora también renovables. Hay que apoderarse de la red para la autoproducción. Lo que pagamos por el exceso de emisiones y las pérdidas energéticas por el transporte eléctrico lo podemos invertir en favorecer una implantación masiva de las renovables distribuidas que impliquen al consumidor doméstico y de la pequeña y mediana empresa. Es hora que los sistemas fotovoltaicos domésticos invadan los tejados urbanos con la medición neta. Hay que exigir la amnistía solar (renovable) para todos los abonados eléctricos que llevamos años encarcelados y esclavizados por la patronal fósil y nuclear. Una cosa es hacer megacentrales termosolares o fotovoltaicas y la otra es que cualquier abonado energético pueda tener la posibilidad de instalar sistemas de autoproducción con renovables. No son excluyentes, pero el interés colectivo está en la autoproducción con renovables en generación distribuida.

Jordi Miralles
Presidente de la Fundación Tierra (*)
(*) La Fundación Tierra conectó en 1998 la primera central fotovoltaica doméstica a la red. Luego pleiteó contra el Real Decreto 2898/1998 para que se facilitara el acceso a la red a la ciudadanía con sistemas fotovolaicos de potencia doméstica. Hace un año recibió el Premio Solar Europeo 2009 por su proyecto de la Guerrilla Solar, un panel fotovoltaico de plug&play que puede considerarse el primer electrodoméstico de producción eléctrica renovable para luchar contra el cambio climático. Últimamente ha planteado las condiciones técnicas para la medición neta con renovables.