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La eficiencia energética debe comenzar en las Aulas.

26-1-15. Carlos Mateu
lunes, 26 enero 2015.
Carlos Mateu
La eficiencia energética debe comenzar en las Aulas.
El consumo en iluminación del sector escolar es de unos 770 GWh/año, lo que representa el 0,5% del consumo eléctrico nacional y es responsable de la emisión a la atmósfera de 462.000 toneladas de CO2/ año.

Las instalaciones de iluminación de las distintas dependencias que componen un centro docente, deben estar dotadas de sistemas que proporcionen un entorno visual confortable y suficiente, según las muy variadas actividades que se van a desarrollar en cada una de las dependencias que componen el centro docente. Si aplicamos calidad al diseño, instalación y mantenimiento de todos aquellos elementos que intervienen en la obtención de una buena iluminación, obtendremos los resultados de confort visual requeridos, todo esto garantizando la máxima eficiencia energética y por tanto, los mínimos costes de explotación.

Una buena iluminación proporciona a los estudiantes y profesores, un ambiente agradable y estimulante, es decir un confort visual que les permite seguir su actividad sin demandar de ellos un sobre esfuerzo visual.

Por otro lado, la diferencia de edad en el alumnado para una misma dependencia, en principio nos debe hacer tener en consideración la diferencia de visión que existe por la edad, así como los posibles defectos de visión de algunas de estas personas.

En una instalación de alumbrado de un local destinado a centro docente, podemos encontrar una problemática específica, tal como:

- Luz natural que entra por una ventana y dificulta la visión del o de los tableros existentes en el aula, llegando a hacer imposible la lectura de su contenido.

- Luminarias mal ubicadas o deficientemente apantalladas, que permiten la visión directa de las lámparas, y producen deslumbramientos directos.

- Lámparas de temperatura de color y potencia inadecuada a la instalación, que tanto por defecto como por exceso, pueden hacer indescifrable la escritura realizada sobre un cuaderno escolar.

- Una deficiente distribución de los emisores de luz, tanto naturales como artificiales, hacen que la propia sombra de la mano o del cuerpo del alumno, distorsione la correcta visión que debe disfrutar el mismo.

Estas y otras causas dan lugar a una mala iluminación, que penaliza a los alumnos, especialmente a aquellos con problemas de visión, lo que puede dar lugar a un aumento del índice del fracaso escolar.

La forma tradicional de instrucción, en la que el profesor escribe o dibuja sobre un tablero y explica verbalmente a los alumnos el contenido del texto o gráfico, requiere adaptar una serie de soluciones en la iluminación que permita una perfecta visión entre ambos, como son:

- Los niveles de iluminación existentes en los espacios ocupados por alumnos y profesor, deben guardar una armonía que permita esa correcta visión, evitando en lo posible diferencias significativas a favor de unos u otro.

- Aprovechamiento de la luz proveniente de las ventanas y/o lucernarios.

- Uniformidad horizontal en alumbrado de un local destinado a la enseñanza, no asegura altos niveles de confort visual, debido a la gran variedad de tareas que se realizan en un centro de estas características.

- Iluminación específica para la pizarra tal que evite brillos y deslumbramientos.

- El color de la luz emitida por las lámparas tiene también una gran importancia en el comportamiento de los alumnos y en su aprovechamiento escolar, así lámparas de luz fría, proporcionan un ambiente similar al aire libre, que ayudan a evitar la sensación que pueden sufrir algunos alumnos por la permanencia de varias horas en un recinto cerrado, mientras que las lámparas de colores cálidos, proporcionan ambientes más sociables y relajados.

En un edificio dedicado a centro de enseñanza, puede haber ocasiones y lugares para la utilización de ambos tipos de lámparas, pero la luz, por si sola, no puede obrar milagros.

Por tanto, solamente cuando se trabaja de forma conjunta con los otros elementos que intervienen en el diseño de interiores, tales como el color y la textura de las superficies fijas o móviles, los elementos auxiliares, el mobiliario, los elementos de control de la luz natural y artificial, etc., es posible alcanzar el nivel de instalaciones que permitan el máximo rendimiento académico.

Desde el punto de vista energético y medioambiental, podemos destacar que aunque el peso específico de la iluminación respecto al consumo total de energía de un centro docente, varía entre un 20% y un 90%, según la zona geográfica donde esté ubicado, hay que resaltar que el consumo en iluminación de este sector es de unos 770 GWh/año, lo que representa el 0,5% del consumo eléctrico nacional y es responsable de la emisión a la atmósfera de 462.000 toneladas de CO2/ año

Pero lo más destacado del sector de la iluminación en centros docentes es que se estima que tiene un potencial de ahorro del 20%, lo que supondría reducir las emisiones en unas 92.000 toneladas de CO2/año.

Por tanto, es muy importante la utilización de iluminación eficiente, mediante luminarias de alto rendimiento, que incorporen equipos de bajo consumo y lámparas de alta relación lumen/watio, unidas al uso de sistemas de regulación y control adecuados a las necesidades del local a iluminar, lo que permitirá tener unos buenos niveles de confort sin sacrificar la eficiencia energética.

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