Todos los municipios españoles deberían promover el Desarrollo Urbano Sostenible.

En materia de Desarrollo Urbano Sostenible se deberían de introducir las principales directrices municipales en cuestiones como la preservación de los valores naturales existentes, la eficiencia en la utilización de los recursos naturales (energía y agua) o determinadas medidas concretas a tener en cuenta en los proyectos de urbanización.

Con ello se lograría un triple objetivo:

- Reducir el consumo energético y de otros recursos producido en los sectores residencial, comercial e institucional, de forma que se reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero.

- Controlar la ocupación del suelo y preservar la capacidad de sumidero de carbono de los ecosistemas naturales.

- Reducir las necesidades de movilidad de la población, mediante una progresiva potenciación del urbanismo de proximidad.

El incremento de zonas Verdes y Arbolado Urbano en los municipios, pondría en valor el patrimonio verde de éstos como un activo propio de la ciudad, tanto respecto al espacio estrictamente urbano (parques, jardines…) como respecto a la franja periurbana afectada. La preservación y desarrollo de éstos constituirían un objetivo estratégico, no sólo de cara al efecto de mejora de la calidad ambiental de la ciudad, sino también como elementos integrador del desarrollo urbanístico y la movilidad urbana sostenible.

En cuanto al Alumbrado Exterior, y fruto de las mejoras tecnológicas más eficientes existentes en el mercado, se han de establecer los requisitos mínimos que deberán cumplir las luminarias de los municipios, definiendo los casos en que deberá aplicarse.

La experiencia de los municipios en adecuar sus instalaciones de alumbrado exterior a los preceptos del Reglamento de eficiencia energética en instalaciones de alumbrado exterior, a través de la colaboración público privada mediante una Empresa de Servicios Energéticos, ha permitido poner de manifiesto el elevado potencial de ahorro en el consumo eléctrico que tienen este tipo de instalaciones, del orden del 55%, siendo los principales campos de actuación la reducción de unos elevados niveles de iluminación, máxime en altas horas de la noche; la mejora de la calidad de las luminarias existentes por otras más eficientes y que reduzcan su emisión de luz hacia otros espacios ajenos al objeto de la iluminación (contaminación lumínica); y la implantación de sistemas de regulación y control de encendidos y apagados de la instalación y para la reducción de su flujo en horarios de madrugada.